“EQUIPAJE DE MANO”

Hay cintas que basan su interés en el buen manejo del lenguaje cinematográfico de sus directores y en sacar provecho al máximo a las características del género en que se inscriben. Es el caso de “Equipaje de Mano” (2024), cinta dirigida y producida por el cineasta español Jaume Collet-Serra, thriller de gran suspenso, que se desarrolla casi completamente en el aeropuerto de Los Angeles, California; y que narra la posibilidad de que explote una bomba química en un avión de pasajeros, producto de una operación de mercenarios profesionales, muy bien montada y basada en el chantaje. Collet-Serra, de 50 años, había dirigido anteriormente diez largometrajes; en cuatro de los cuales, filmes de acción, actuó Liam Neeson: “Sin Identidad” (2011), “Sin Escalas” (2014), “Una Noche para Sobrevivir” (2015) y “El Pasajero” (2018). En otros actúa Dwayne Johnson: “Crucero de la Jungla” (2021) y “Black Adam” (2022), cintas livianas de entretenimiento fácil. Las otras son “La Casa de Cera” (2005), “Gol 2: Viviendo el Sueño” (2007), “La Huérfana” (2009) e “Infierno Azul” (2016), en las que demuestra su versatilidad y su oficio narrativo. En “Equipaje de Mano” el suspenso es creciente y la clave para la eficacia de cinta. El protagonista es Ethan Kopek (Taron Egerton), un agente de seguridad del aeropuerto, con todas las cualidades para ser policía, su sueño frustrado; y cuya pareja es la gerente de operaciones del terminal aéreo, Nora (Sofía Carson). Por casualidad le toca a Kopek estar a cargo de una de las máquinas de rayos X que revisa el equipaje de mano, a través del cual intentarán pasar una bomba, chantajeándolo con matar a su esposa si intenta impedirlo. El equipo terrorista tiene un líder (Jason Bateman), un francotirador (Theo Rossi) y un agente encubierto (Logan Marshall-Green); con el cual se enfrenta prácticamente solo Kopek, con la ayuda de la jefa de policía (Danielle Deadwyler) y su esposa, las únicas que creen en él. Ethan los enfrenta abiertamente, después de pasar las peripecias más increíbles, producto del secreto obligado que tiene que mantener durante largos minutos, quizás las escenas más logradas y agobiantes de toda la película.