“EL BANDIDO PERFECTO”

Es curioso lo que ocurre con los ladrones de bancos: casi siempre generan simpatía en el espectador; más aún si no son violentos y lo que hurtan va en beneficio de su familia y de un sueño final, que signifique cambiar radicalmente de vida, generalmente en algún lugar frente al mar. Esto ocurre una vez más con “El Bandido Perfecto” (2022), cinta dirigida, producida y editada por el cineasta canadiense Allan Ungar; que está basada en el libro “El Bandido Volador” de Robert Knuckle y Ed Arnold, que narra la historia verídica de Gilbert Galvan Jr., un ladrón estadounidense que efectuó 63 robos a bancos en Canadá, en la década de los 80; el mayor record de asaltos seguidos a instituciones financieras en dicho país. Ungar, de 35 años, ha dirigido además tres largometrajes: “Asalto Final” (2014), “Gridlocked” (2015) y “London Calling” (2024), cintas de acción y que retratan el mundo del hampa y su violencia. En “El Bandido Perfecto” si bien el submundo es el mismo, se muestra con un tono más amable, de comedia. El personaje inspirado en Galvan Jr. se llama Robert Whiteman (Josh Duhamel) y es un atractivo y simpático truhan que, huyendo de una cárcel estadounidense por un delito menor, se traslada a Canadá; donde conoce en una hospedería social a su administradora, Andrea (Elisha Cuthbert). Para conquistarla y tener dinero no se le ocurre nada mejor que empezar a robar bancos, para lo cual se asocia como financista con el mafioso Tommy (Mel Gibson), un simpático dueño de un cabaret, del cual termina siendo muy amigo, ya el gusto por la riqueza y la adrenalina lleva a Robert a realizar una escalada de robos bancarios, por años y con una técnica y estrategias inigualables y de una perfección únicas, utilizando elementos teatrales y de despiste. Esto no impide que un detective, Snydes (Néstor Carbonell) se obsesione con este ladrón misterioso y detallista; y se asocia con otro detective, Hoffman (Swen Temmel), para formar un escuadrón especial, para pillar y detener a Whiteman; en un final que, si bien es verídico, deja con un sabor amargo al espectador, que quería que Robert y su familia cumplieran su sueño paradisíaco.