“GRACIAS LO SIENTO”

Es interesante ver que las relaciones intrafamiliares son un tema común al cine de todas las latitudes y continentes; y que los conflictos son semejantes en todas las culturas, cualquier sean sus características socioeconómicas. “Gracias lo Siento” (2023), cinta dirigida por la cineasta sueca Lisa Aschan, aborda las dificultades que genera en una familia primero la separación de los padres en el desarrollo de los hijos y luego de los nietos; de una manera franca y directa, como es el estilo de esta realizadora, representante de las nuevas directoras de ese país escandinavo. Aschan, de 46 años, había dirigido anteriormente tres largometrajes: “Apflickorna” (2011), “Det Vita Folket” (2015) y “Llama a Mamá” (2019), en los cuales se destaca por su estilo desenfadado y en los que le interesa mostrar y definir a los personajes más por lo que hacen en pantalla, que por sus declaraciones y diálogos. En “Gracias Lo Siento” recurre a los mismos recursos estilísticos, que ya son una marca de su cine. La protagonista es Sara (Sanna Sundqvist), una mujer que está embarazada de 8 meses, que tiene un hijo pequeño, Elliot (Amael Blomgren) y que queda viuda repentinamente; con todas las dificultades que eso significa. Además, no se lleva muy bien con su suegra, Helen (Ia Langhammer); la cual duda de su capacidad para ser una buena madre. Todo cambia cuando aparece su hermana mayor, Linda (Charlotta Björck), en el funeral; que se habían distanciado profundamente para la separación de sus padres, ya que Sara se quedó con la madre y Linda se fue con su padre, Timo (Ville Vintanen); el cual dejó de ver a su hija menor, causándole un gran dolor. La segunda parte del filme, plagada de situaciones de ternura y emoción contenida, se centra en el reencuentro entre las dos hermanas; cada cual con más problemas para expresar sus sentimientos, y en la hermosa relación que construyen Linda y Elliot; a pesar de las dificultades que les colocan Helen y la pareja de aquella, Jasse (Peshang Rad). “Gracias Lo Siento” es una cinta conmovedora, pero no simplona; inteligente en el retrato de personas dañadas emocionalmente, pero que se dejan llevar por la profundidad de sus afectos.