jueves, 28 de diciembre de 2023

“NAPOLEON”

Siempre es interesante cuando un personaje histórico es develado y analizado desde un punto de vista específico de su personalidad y que, además, no ha sido tratado habitualmente en sus biografías. Esto ocurre en “Napoleón” (2023), cinta dirigida y producida por el cineasta británico Ridley Scott; que relata parte de la vida del emperador francés, pero desde la perspectiva de su relación con Josefina Bonaparte (Vanessa Kirby), su esposa, amiga y confidente, que se mantuvo hasta la muerte de ella; a pesar de que estaban divorciados, porque nunca pudo darle un heredero. Scott, de 86 años, es uno de los directores vivos más respetados del planeta, con cintas inolvidables como “Los Duelistas” (1977), “Alien” (1979), “Blade Runner” (1982), “Thelma y Louise” (1991), “Gladiador” (2000), “Hannibal” (2001), “Los Impostores” (2003), “Gangster Americano” (2007), “Prometeo” (2012), “El Marciano” (2015), “Todo el Dinero del Mundo” (2017) y “La Casa Gucci” (2021), entre otras. “Napoleón” (Joaquín Phoenix) logra por momentos las alturas de su mejor cine, sobre todo cuando escarba en la humanidad del personaje, en su romanticismo frente a Josefina, desde que la conoció; pero también en otros aspectos, como su seguridad para gobernar y codearse con otros monarcas y con la nobleza; pero también su gusto por participar directamente en las batallas y su proximidad con los soldados, que no por nada lo aclamaron luego que volvió de su primer exilio en la isla de Elba. Otro punto alto de la cinta es la reconstrucción de la Batalla de Waterloo, que marcó su definitiva declinación, que perdió contra los ingleses, al mando del Duque de Wellington (Rupert Everett); por no haber querido atacar bajo la lluvia. También su relación con otros monarcas, como el Zar Alejandro (Edouard Philipporat) y Francisco I (Miles Jupp), del imperio austro-húngaro, con quienes se mostró cercano y condescendiente. En la trastienda de la política francesa, el filme muestra magistralmente el auge y la caída de Robespierre (Sam Troughton) durante la Revolución Francesa; y la sagacidad y resiliencia de Talleyrand (Paul Rhys), Canciller y Primer Ministro, que se mantuvo vigente durante más de cuarenta años, sobreviviendo todo tipo de gobiernos.

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