martes, 10 de octubre de 2023

“NOSTALGIA DE LA LUZ”

Qué mejor instancia para hablar de una de las grandes películas de Patricio Guzmán que el hecho reciente de que le hayan otorgado merecidamente el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales. Se trata de “Nostalgia de la Luz” (2010), cinta documental dirigida, escrita y editada por Guzmán; y en la cual establece una relación entre el trabajo de los astrónomos en los observatorios del Desierto de Atacama y la búsqueda de los familiares de los detenidos desaparecidos de Calama en la dictadura militar. Guzmán, de 82 años, es uno de los más importantes documentalistas del país y entre sus filmes destacan “El Primer Año” (1972), la trilogía “La Batalla de Chile” (1975-1979), “La Rosa de los Vientos” (1983), “En Nombre de Dios” (1987), “La Cruz del Sur” (1991), “Chile, la Memoria Obstinada” (1997), “El Caso Pinochet” (2001), “Salvador Allende” (2004), “El Botón de Nácar” (2015), “La Cordillera de los Sueños” (2019) y “Mi País Imaginario” (2022), en los cuales, desde el exilio y con permanentes viajes al país, el cineasta mantiene una relación irrenunciable con la cultura y la historia nacional, sobre todo de los últimos 60 años, en un ejercicio de memoria y testimonio notable, tanto por su impecable factura técnica y audiovisual, como por su sensibilidad y lucidez, para analizar las claves de nuestra identidad e idiosincrasia. En “Nostalgia de la Luz” hace un puente entre diversos elementos del paisaje del norte chileno con el drama de familiares de detenidos desaparecidos, después del Golpe de Estado de 1973, que buscan infatigablemente los cuerpos de sus parientes; así como los astrónomos buscan resolver los misterios del origen del universo y de nuestra especie en las estrellas, en los puros y delgados cielos del Desierto de Atacama. Con entrevistas al astrónomo Gaspar Galaz, al arqueólogo Lautaro Núñez, al arquitecto Miguel Lawner y al ingeniero Víctor González; y los testimonios de Vicky Saavedra, Violeta Berrios y Valentina Rodríguez; Guzmán establece un paralelo entre elementos que a esta altura son parte de la identidad histórica de nuestro país, a medio siglo del Golpe de Estado; y que están escritos no sólo en la memoria nacional, sino en el paisaje del norte chileno; y en el cielo que nos cubre y que interrogamos día tras día y noche tras noche.

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