martes, 10 de octubre de 2023

“EL ULTIMO LOBO”

Algo curioso ocurre con esta película. A pesar de haber sido dirigida, escrita y producida por un connotado cineasta francés, Jean Jacques Annaud, la cinta es absolutamente china. ¿y por qué? Porque está basada en la novela homónima del escritor chino contemporáneo Jian Rong y porque está ambientada en la llanura mongoliana en 1967, en el segundo año de la Revolución Cultural, cuando dos estudiantes universitarios, Chen Zhen (Shaofeng Feng) y Yang Ke (Shawn Dou) viajan desde Pekín a Mongolia para enseñar el chino mandarín a sus habitantes. No obstante, terminan, sobre todo el primero, enamorados de la cultura de lugar, que se asienta en la ganadería y en un respeto a toda prueba a los ciclos de la naturaleza y a los lobos, como habitantes ancestrales del lugar, bajo la tutela del dios Tenggeli, el cielo. Annaud, de 79 años, es conocido por cintas como “Blancos y Negros en Color” (1976), “La Guerra del Fuego” (1981), “El Nombre de la Rosa” (1986), “El Oso” (1988), “El Amante” (1992), “Siete Años en el Tibet” (1997) y “Dos Hermanos” (2004), que lo ubican como uno de los directores galos importantes de la actualidad. Su última cinta, “Arde Notre-Dame” (2022) recrea el incendio de la famosa catedral. En “El Ultimo Lobo” es manifiesta su intención de expresar y poner en valor una cultura milenaria como es la de Mongolia, la cual se gana el respeto del protagonista, apenas toma contacto con ella, a través de Batu (Gexige Baoyin), el jefe local, cuyo estandarte es un lobo; animal del cual han aprendido todas las reglas del ciclo natural y de las mejores cualidades que debe tener un ser humano. Esta admiración se manifiesta también en la puesta en escena, con planos generales que dan cuenta de una belleza paisajística abrumadora, en los últimos días previos a la llegada de los tractores y los automóviles; símbolos de la industrialización y la modernidad. El cambio es inevitable, más aún cuando la ambición rompe el equilibrio que hace que lobos y seres humanos hayan convivido sin destruirse los unos a los otros por siglos; lucha absurda y a muerte, en la que queda la sensación de que todos pierden y que la llanura, el “alma” del lugar, ya nunca será la misma.

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