viernes, 5 de mayo de 2023
“LA BALLENA”
Adaptar al cine una obra de teatro no es fácil. La gracia no es intentar que no se note el origen de la cinta; sino al contrario, lo ideal es remarcar el antecedente dramático, pero utilizando los elementos del lenguaje cinematográfico. Un ejemplo logrado es el filme “Un Tranvía Llamado Deseo” (1951), dirigido por Elia Kazan, y basado en la obra homónima de Tennessee Williams.
Lo mismo ocurre con “La Ballena” (2022), película dirigida y producida por el cineasta estadounidense Darren Aronofsky; y que está basada en la obra de teatro homónima del dramaturgo contemporáneo norteamericano Samuel D. Hunter, que pone en escena la última semana de vida del obeso mórbido Charlie (Brendan Fraser), quien ya no sale de su habitación.
Aronofsky, de 54 años, había dirigido anteriormente siete largometrajes: “Pi” (1998), “Réquiem por un Sueño” (2000), “La Fuente de la Vida” (2006), “El Luchador” (2008), “Cisne Negro” (2010), “Noé” (2014) y ”Madre” (2017), que dan cuenta de un estilo único en el cine actual, con una cinematografía personal, que no esquiva temas complicados; con una visión más bien oscura de la realidad, ya que sus personajes se ven enfrentados a situaciones límite, que ponen a prueba su sensibilidad y su capacidad de adaptabilidad.
En “La Ballena” una vez más este cineasta enfrenta a los personajes con sus fantasmas interiores y hace sentir al espectador en carne viva y en forma agobiante dichos conflictos. Esto se ve acrecentado por el “tour de force” que significa que toda la acción se desarrolla dentro de un espacio cerrado, por lo tanto, en un mismo acto; y sólo con cambios de escenas cuando entran y salen los personajes que interactúan con Charlie.
Primero es su enfermera y amiga, Liz (Hong Chau), que sin embargo le trae comida en cantidades. Luego el joven Thomas (Ty Simpkins), un supuesto mormón; su hija Ellie (Sadie Sink), a quien abandonó a los ocho años, porque se enamoró de otro tipo; y por último, su ex esposa, Mary (Samantha Morton), en un perdón mutuo final. Estos personajes entran y salen, se cruzan, se relacionan; pero su punto de unión es el autodestructivo Charlie, en una cinta de alto dramatismo y emotividad, con un gran trabajo de cámara.
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