“EL IMPERIO DE LA LUZ”

La maravilla del cine, imágenes y sonido en movimiento, sólo se puede transmitir con más cine; misterio que es como la vida: cuando tratamos de asirla o explicarla, ya se ha esfumado. Esta clave de la experiencia estética y vital, la transmite a cabalidad “El Imperio de la Luz” (2022), cinta dirigida, escrita y producida por el cineasta británico Sam Mendes; y que transcurre mayormente en una gran sala de cine, ubicada en un balneario costero, a unos cuántos kilómetros de Londres, a fines de 1981 y comienzos de 1982. Mendes, de 57 años, había dirigido anteriormente nueve largometrajes; entre los que destacan “Belleza Americana” (1999), “Camino a la Perdición” (2002), “Jarhead” (2005), “Ruta Revolucionaria” (2008), “Un Lugar donde Quedarse” (2009) y “1917” (2019), que se caracterizan por tener una mirada desencantada y directa, pero no exenta de cierta melancolía poética. En “El Imperio de la Luz” esto es particularmente notorio, sobre todo en el tratamiento del personaje central, Hilary (Olivia Colman), gerente de turno del cine “Empire” y que cada cierto tiempo sufre crisis depresivas; en las que, a decir verdad, su cruda franqueza va acompañada de una innegable lucidez. En uno de estos momentos deja al descubierto a su jefe, Donald (Colin Firth), que la acosaba sexualmente. Personajes más amables son el proyectorista, Norman (Toby Jones); y su compañero de trabajo, Neil (Tom Brooke); que le hacen la vida más llevadera. Todo cambiará y se acelerará definitivamente con la llegada de Stephen (Micheal Ward), un atractivo joven negro; que establecerá una especial relación con Hilary, dándole un nuevo sentido a su vida, al menor por un tiempo. Con este personaje, Mendes aprovechará de reiterar el racismo inextinguible de un país que para algunas cosas es muy civilizado, pero para otras no tanto. Llama la atención, por ejemplo, la amabilidad y solidaridad entre los trabajadores del cine; pero por sobre todo su amor al rito de la sala oscura y en el caso de Hilary, además, su identificación con la poesía como forma de explicar el mundo.