“LA ULTIMA NOCHE”

La Navidad se asocia habitualmente con una situación de alegría y esperanza, llegando a ser, sobre todo en Estados Unidos, una fecha empalagosa, sobre todo por la música, comidas, vestimentas y decoración desarrollada especialmente para la ocasión. En el cine esto tiene un correlato con cintas habitualmente del género comedia familiar, plagada de buenos sentimientos y similares intenciones. El comienzo del filme “La última Noche” (2021), dirigido y escrito por la cineasta británica Camile Griffin, hace creer al espectador que la película navegará por estas mismas aguas de la tradición cinematográfica, pero de a poco algunos elementos de la narración, de los diálogos y de los personajes, dan a entender que esta no es una comedia tradicional y que el humor negro y la crítica son parte de la historia y que con el correr de las escenas saldrán a flote, con fuerte dramatismo. Griffin había dirigido anteriormente cinco cortometrajes entre 2003 y 2013; y éste es su primer largometraje de ficción, demostrando un innegable talento en el manejo de actores y en el desarrollo de personajes disímiles, en situaciones familiares y de amistad complejas. En esta ocasión, una familia conformada por la dueña de casa, Nell (Keira Knigthley); su esposo, Simon (Matthew Goode) y sus tres hijos: Art (Roman Griffin), Hardy (Hardy Griffin) y Thomas (Gilby Griffin) reciben en una casona de campo maravillosa a varios amigos muy cercanos para celebrar la Navidad; aunque no se conmemora sólo eso, sino también la última noche antes de que una tormenta tóxica, que se ve cómo avanza lentamente, destruiya el mundo. Entre estos amigos destacan la pareja gay de Sandra (Annabelle Wallis) y Alex (Kirby Howell-Baptiste), los novios James (Sope Dirisu) y Sophie (Lily-Rose Depp), que está embarazada; y el matrimonio de Tony (Rufus Jones) y Bella (Lucy Punch) y su molestosa hija Kitty (Davida McKenzie), configurando un grupo bastante peculiar, en el cual los niños son bastante protagonistas y los adultos intentan gozar sus últimos instantes y por otro lado demostrarse el cariño que se tienen, en un ambiente de tensión controlada, que va in crescendo con el correr de los minutos.