jueves, 24 de noviembre de 2022
“EL METODO”
La filmación de una película en un espacio cerrado se puede transformar en una verdadera lección de cine, cuando todos los elementos del lenguaje cinematográfico se conjugan a su favor.
Esto ocurre con “El Método” (2005), cinta dirigida y escrita por el cineasta argentino Marcelo Piñeyro y que está basada en la obra de teatro homónima del escritor contemporáneo español Jordi Galcerán.
Piñeyro, de 69 años, es un importante realizador que ha dirigido además siete largometrajes: “Tango Feroz” (1993), “Caballos Salvajes” (1995), “Cenizas del Paraíso” (1997), “Plata Quemada” (2000), “Kamchatka” (2002), “Las Viudas de los Jueves” (2009) e “Ismael” (2013), filmes que se destacan por los buenos guiones, una acabada puesta en escena y un interesante montaje.
Son precisamente estos elementos los que posibilitan que “El Método” alcance un alto nivel, a lo que habría que sumar las grandes actuaciones. En la película, siete personajes llegan a una empresa en Madrid como preseleccionados para postular a un cargo de ejecutivo. La cinta con un claro origen teatral, que el director no disimula, se desarrolla en la sala de reuniones y en los baños del lugar. Solo interactúa con los aspirantes, la recepcionista Ana (Natalia Verbeke).
Este tour de force es uno de los aspectos más atractivos de la cinta, ya que el encierro hace más fuerte la competencia entre los personajes, cuya selección se basa en un supuesto método Gronholm. El grupo lo conforman dos mujeres: la joven Nieves (Najwa Nimri) y Ana (Adriana Ozores); y cinco hombres: Carlos (Eduardo Noriega), Fernando (Eduard Fernández), Ricardo (Pablo Echarri), Enrique (Ernesto Alterio) y Julio (Carmelo Gómez); todos ellos con distinto perfil y entre los cuales se supone que hay en forma encubierta un representante de la empresa, al que llaman el “topo”.
Cada uno tiene un computador y a través de ellos van surgiendo las pruebas que van eliminando a los postulantes, los cuales deben abandonar la sala, no sin antes intentar desesperadamente permanecer en el lugar, produciéndose situaciones de alta tensión emocional.
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