jueves, 30 de septiembre de 2021
“THE HUMAN STAIN”
Muchos seres humanos son una acumulación de secretos, que muchas veces se descubren repentinamente por un suceso gatillador; tal cual como se cae un castillo de naipes.
Esta podría ser la tesis detrás de “The Human Stain” (2003), cinta dirigida por el cineasta estadounidense Robert Benton, y que está basada en la novela homónima del gran escritor de ese país Philip Roth (1933-2018).
Benton, de 89 años, es un interesante realizador de estilo clásico; es decir que prioriza la solidez narrativa y actuaciones que sostengan bien construidos personajes. Ha dirigido solo once largometrajes, lo que demuestra la seriedad de su propuesta, ideal para la adaptación de una novela densa, tanto en sus aspectos morales como en los conflictos interiores que arrastran sus personajes, tan propios del mundo autoral de Roth.
Sus otras cintas son “Mala Compañía” (1972), “El Último Show” (1977), “Kramer vs Kramer” (1979), “En la Quietud de la Noche” (1982), “Un Lugar en el Corazón” (1984), “Nadine” (1987), “Billy Bathgate” (1991), “Ningún Tonto” (1994), “Twilight” (1998) y “Festín de Amor” (2007), ninguna genial, pero que demuestran un oficio y una consecuencia a toda prueba, que a esta altura se agradecen entre tanto cine desechable.
En “The Humain Stain” ratifica esta consistencia, captando acertadamente el espíritu de la novela. El protagonista es Coleman Silk (Anthony Hopkins), un respetado profesor de literatura y decano en la Universidad de Athens, Georgia, que renuncia a su cargo; luego de ser acusado injustamente de racismo, lo que provoca un infarto mortal en su esposa. Luego, le ocurren dos hechos claves, que le terminarán de remecer la estantería: conocerá a Nathan Zuckerman (Gary Sinise), el escritor que escribirá su historia; y a la joven Faunia Farley (Nicole Kidman), con la cual establecerá una intensa relación pasional, a pesar de la oposición enfermiza de su ex esposo, Lester (Ed Harris).
Lo más interesante es cómo la relación entre Coleman y Faunia, erótica y de dependencia, hace aparecer todos sus fantasmas; y sin embargo, no pueden estar el uno sin el otro; aunque a las claras, el rechazo generalizado y los altibajos, son una señal del sino trágico de esta inquietante unión.
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