jueves, 3 de junio de 2021

“LA INTERPRETE”

A trece años exactos de la muerte de gran director estadounidense Sidney Pollack (1934-2008), qué mejor conmemoración que ver su última película, “La Intérprete” (2005), que además significó coronar una filmografía de cuarenta años, plagada de éxitos y de algunos clásicos, a esta altura de la historia del cine. En 1965 dirigió “Con la Vida en un Hilo”, que de inmediato lo colocó en la vitrina de los nuevos realizadores; luego de lo cual vino una veintena de cintas; entre las que destacan “Esta Propiedad Está Condenada” (1966), “Camino de la Venganza” (1968), “Jeremiah Johnson” (1972), “El Camino que Hicimos” (1973), “Yakuza” (1974), “Los 3 Días del Cóndor” (1975), “El Jinete Eléctrico” (1979), “Ausencia de Malicia” (1981), “Tootsie” (1982), “Africa Mía” (1985) y “Juegos del Destino” (1999), que lo posicionaron como un narrador avezado, con gran manejo del suspenso y de grandes actores, detrás de grandes personajes. En “La Intérprete”, dirigida y producida por Pollack, nos relata la historia de Silvia Broome (Nicole Kidman), una traductora de las Naciones Unidas, que tiene doble nacionalidad entre Estados Unidos y un país pequeño de Africa, cuyo Presidente, Zuwanie (Earl Cameron), es un dictador, responsable de la muerte de sus padres y del cual se entera casualmente que sufrirá un atentado, cuando hable ante el organismo internacional en que trabaja. Ahí aparecerá el agente especial Tobin Keller (Sean Penn) y su partner, Dot (Catherine Keener); que tendrán la misión de proteger a Zuwanie, pero también indirectamente a Silvia, involucrándose sentimentalmente ambos. Otros personajes claves serán los líderes opositores a Zuwanie, Ajene Xola (Curtis Cook), amigo del hermano de Silvia, Simon (Hugo Speer); y Kuman-Kuman (George Harris), que vive exiliado en Nueva York. La clave en la cinta es el paulatino descubrimiento del rol de Silvia en toda esta situación, en forma paralela a la transformación que va sufriendo debido a la resolución de algunos hechos, en los que Keller se involucra en forma voluntaria y personal. Aparte de reflejar el compromiso de Pollack con lo narrado, esta cinta muestra que nuestras decisiones modifican la realidad misma.

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