martes, 23 de abril de 2019

“LA MALDICION DE LA LLORONA”

Las leyendas terroríficas son excelente base para películas de horror; las cuales, con un nivel técnico aceptable, logran su objetivo: hacer saltar de sus asientos a los espectadores que gustan de las emociones fuertes, a través de este género, que cuenta con gran cantidad de asiduos en todas partes del mundo, de ahí muchas veces su importante éxito de taquilla.

Es el caso de “La Maldición de La Llorona” (2019), cinta dirigida por el cineasta estadounidense Michael Chaves, en lo que es su ópera prima y que está basada en la leyenda mexicana de una mujer que mató a sus hijos por venganza contra su padre infiel; la cual arrepentida y furiosa se dedica a matar otros niños como compensación y expiación.

Chaves pasa la prueba, pero se le nota la inexperiencia en algunos aspectos, sobre todo en la dirección de los pequeños protagonistas, Chris (Roman Christou) y Samantha (Jaynee-Lynne Kinden), los que en la primera mitad de la película no parecen demasiado aterrorizados con la aparición de La Llorona (Marisol Ramírez).

Su madre, Anna (Linda Cardellini), viuda de un policía y asistente social del Estado, tiene entre sus casos a la chicana Patricia y a sus hijos Carlos y Mateo, los cuales son ahogados por La Llorona, de lo cual su madre culpa a Anna porque no le creyó sobre la existencia y poder del famoso espectro.

De este modo, las siguientes víctimas serán los hijos de Anna, Chris y Sam, lo cual obligará a su madre a superar su incredulidad y buscar ayuda religiosa profesional, primero en el Padre Pérez (Tony Améndola); y luego en el curandero y ex sacerdote Rafael (Raymond Cruz), en lo que será la parte medular de la cinta, que como señalamos logra su objetivo principal: mantener en vilo al espectador; pero, y ahí radica su limitación, no alcanza el nivel de horror de otras cintas recientes del género, como “Annabelle”, “It” o “El Conjuro”.

Aparte del problema de las actuaciones de los niños, la cinta tiene algunos baches en el guion, que conspiran contra un efecto más profundo en el espectador. Básicamente que las situaciones ocurren demasiado rápido y que no hay tiempo para absorber a cabalidad la leyenda y sus alcances. De hecho, se echan de menos mayores antecedentes sobre esta interesante maldición, que tiene un profundo arraigo en la cultura popular mexicana.

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