Siempre es interesante ver cine chileno de autor, más aún cuando el cine comercial ataca con todo al espectador, para que se deje llevar por la publicidad y el marketing; y por las preferencias masivas, que no siempre son las de mejor calidad.
"Tarde para Morir Joven” (2018), cinta dirigida, escrita y producida por la cineasta nacional Dominga Sotomayor; relata el despertar erótico de una adolescente, Sofía (Demian Hernández), que vive junto a su padre separado, Roberto (Andrés Aliaga) y a su hermano menor, en la Comunidad Ecológica de Peñalolén, en la pre cordillera de Santiago.
Sotomayor, de 34 años, había dirigido anteriormente dos largometrajes: “De Jueves a Domingo” (2012) y “Mar” (2014); que ya daban cuenta de su talento, especialmente en el desarrollo de personajes y en el modo sutil y elíptico de narrar sus argumentos.
En “Tarde para Morir Joven” ratifica estas virtudes, ya que construye la historia de Sofía y su entorno con fragmentos visuales y narrativos, lo que obliga al espectador a participar activamente en la comprensión y seguimiento de la historia; es decir lo trata de un modo inteligente.
Primero nos introduce de modo natural en la Comunidad, a través de sus niños; y de las conversaciones de sus líderes, que discuten la conveniencia de traer energía eléctrica al sector. Aparte de Roberto, que es lutier, se destacan Carlos (Alejandro Goic) y su esposa Elena (Antonia Zegers), cuyo hijo, Lucas (Antar Machado) está claramente enamorado de Sofía.
Ella lo aprecia como amigo de su misma edad; pero Sofía está interesada en Ignacio (Matías Oviedo), un adulto joven que también vive en la Comunidad; y que siente halagado en su ego por la manifiesta atracción que ejerce en Sofía. Este deseo por un hombre mayor es consecuente con las ganas de Sofía de sentirse adulta; lo que se relaciona directamente con el anhelo de perder su virginidad, su madre ausente (que una vez más no llega a la fiesta de Año nuevo) y un padre que no se comunica con ella, que no habla.
Todo se manifiesta en la naturaleza y en la cinta ante esta nueva etapa en la vida de Sofía: el nuevo año y su amanecer, el incendio que ocasiona en el bosque y la perra Frida que se arranca, como señal de libertad.
martes, 30 de abril de 2019
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