miércoles, 26 de diciembre de 2018

“HELL FEST: JUEGOS DIABOLICOS”

Un parque de entretenciones destinado sólo al terror es una excelente idea para hacer una película en dicho lugar. Más aún si le agregamos un asesino serial que gusta de buscar víctimas jóvenes en ese tipo de ferias, el producto puede ser terrorífico.

“Hell Fest: Juegos Diabólicos” (2018), cinta dirigida y editada por el cineasta estadounidense Gregory Plotkin tiene todos esos elementos pero, la verdad, es que los logros son relativos; porque asusta sólo a ratos, ya que tiene algunas debilidades en el guion.

Plotkin, de 43 años, había dirigido sólo un largometraje: “Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma” (2015); pero había sido editor en conocidas cintas del mismo género: “Huye”, “Feliz Día de Tu Muerte” y “Actividad Paranormal” en sus versiones 2, 3 y 4; lo que explica que sea el montaje la mayor virtud de “Hell Fest”, su título original.

En esta cinta, dos amigas veinteañeras, Natalie (Amy Forsyth) y Brooke (Reign Edwards), se reencuentran después de un año; a las que se suma la amiga de esta última, Taylor (Bex Taylor-Klaus), para asistir al Hell Fest, un parque de diversiones temático por Halloween, sólo dedicado al terror. Las acompañarán los novios de Brooke, Quinn (Christian James) y de Taylor, Asher (Matt Mercurio); y el pretendiente de Natalie, Gavin (Roby Attal), conformando el grupo protagónico del filme, ya que prácticamente todas las acciones girarán en torno de estos seis jóvenes.

Pero un séptimo personaje será clave en la película, el enmascarado asesino serial, al cual nunca se le verá el rostro, lo que acrecentará el misterio y el miedo que provoca este sujeto, que sólo entona una melodía del tipo infantil cada cierto rato, lo que resulta aún más terrorífico.

Otro aspecto logrado son los diversos juegos y experiencias de espanto que viven los jóvenes dentro del parque que, aunque predecibles, siguen siendo eficaces; tal cual le pasa a uno cuando se somete a experiencias de este tipo. Los problemas de la cinta radican en que algunas situaciones son poco creíbles como que los jóvenes van desapareciendo y los demás siguen jugando como si nada y, por último, que el asesino recibe topo tipo de golpes, e incluso una cuchillada, y se para y sigue adelante impávido, como si fuera un gato porfiado.

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