martes, 22 de mayo de 2018

“TULLY”

Entre tantas cintas de acción o basadas en comic o comedias estúpidas que llegan desde Estados Unidos a las salas comerciales, a veces se cuelan filmes que podrían ser catalogados como cine independiente, justamente porque no trabajan con estereotipos probados financieramente y además cuentan con bajos presupuestos, no sólo para la producción sino también para marketing; por lo cual generalmente pasan desapercibidas. Esta columna es un intento para que no ocurra esto último.

“Tully” (2018), cinta dirigida y producida por el cineasta canadiense Jason Reitman, es una de estas películas que, sin ser una obra maestra, es una obra honesta e inteligente; y respetuosa del lenguaje cinematográfico y del espectador.

Reitman, de 40 años, tiene una trayectoria nada de despreciable, en la que sus cintas se destacan por su originalidad y una mirada personal, que pone en valor la experiencia cinematográfica, tanto para el creador como para el público. Sus filmes “Gracias por Fumar” (2005), “Juno” (2007), “Amor Sin Escalas” (2009), “Joven Adulto” (2011), “Aires de Esperanza” (2013) y “Hombre, Mujer y Niños” (2014) dan cuenta de una particular visión de la realidad, alejada de fórmulas y maquetas.

“Tully” cuenta la historia de una madre común y corriente, Marlo (Charlize Theron); casada con un hombre bastante típico, Drew (Ron Livingston) y que tiene dos hijos pequeños, Sarah (Lia Frankland) de 8 años y Jonah (Asher Miles) de 4 años y que tiene problemas de adaptación; y que además está a punto de parir un nuevo bebé; por lo cual está absolutamente agotada y superada por la contingencia y la cotidianeidad. La cinta plantea la situación con absoluta naturalidad, dando a entender que es normal para muchas madres de Estados Unidos.

Marlo, a pesar de todo, ama a sus hijos y a su esposo, el cual la apoya dentro de sus limitaciones. Este drama cambiará cuando acepte el “regalo” de su hermano Craig (Mark Duplass): una nana nocturna para su bebé, Tully (Mackenzie Davis), que significará un giro radical en su vida, tanto como persona, madre, esposa y principalmente como amiga y confidente. A sus 40 y tantos, Marlo renacerá y se recuperará a si misma; emocionando al espectador, tanto por complicidad como por la identificación que produce este personaje, así como su espejo joven, la veinteañera y libre Tully.

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