martes, 3 de abril de 2018

“READY PLAYER ONE: COMIENZA EL JUEGO”

La cultura pop es fundamental en Estados Unidos, a partir de los años ’60, y se apoya principalmente en el desarrollo de la pintura, las historietas, la música y también el cine y los videojuegos, como expresiones de la cultura de masas y como desmitificación del arte de élite.

El cineasta estadounidense Steven Spielberg, de 71 años, es sin duda uno de los representantes más importantes de la cultura pop en el cine contemporáneo. En este contexto no es de extrañar que con “Ready Player One: Comienza el Juego”, dirigida y producida por él y basada en la novela homónima de Ernest Cline; realice un homenaje a este tipo de cultura, a través de una mezcla entre el video juego, el cine, el cómic y la música, logrando una cinta entretenida y dinámica; y que demuestra la vigencia y vitalidad de Spielberg.

Este realizador posee filmes que son íconos de la cultura pop, como “Tiburón” (1975), “Encuentro Cercanos del Tercer Tipo” (1977), todas las series sobre Indiana Jones y Parque Jurásico, “E.T.” (1982); y más recientemente “Inteligencia Artificial” (2001), “Reporte Minoritario” (2002) y “La Guerra de los Mundos” (2005), que lo serán en el futuro.

En “Ready Player One: Comienza el Juego”, ambientada en el año 2045, los habitantes de Estados Unidos viven la mayor parte del tiempo en un mundo virtual, Oasis, donde todo es posible, creado por un genio desadaptado llamado Halliday (Mark Rylance) y su amigo Ogden (Simon Pegg). Al morir deja un juego de desafío y el que lo gane será el nuevo dueño de su empresa, la más grande del mundo en su género.

El protagonista del filme, Percival (Tye Sheridan), es un fanático de Oasis y de Halliday y compite regularmente para ganar el desafío, pero no pertenece a ningún clan; al igual que sus amigos Hache (Lena Waithe), Artemisa (Olivia Cooke), Sho (Philip Zhao) y Daito (Won Morisaki), que finalmente conformarán un grupo para enfrentar a Sorrento (Ben Mendelsohn), gerente general de la segunda empresa del rubro y que quiere ganar el desafío sólo para hacer desaparecer Oasis. Aparte del notable despliegue audiovisual y de los efectos especiales, Spielberg, como buen cineasta que es, se preocupa de construir personajes con densidad, en los cuales se aprecian motivaciones y sentimientos, que hacen creíble este sentido homenaje a la cultura pop.

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