martes, 27 de febrero de 2018

“PEQUEÑA GRAN VIDA”

La originalidad en el guion de una película concita el interés del espectador desde el comienzo de su proyección y si esa singularidad se mantiene hasta el final, difícilmente la cinta caerá en el olvido. Ahora, si es el propio director el o uno de los guionistas, la visión planteada en el filme será mucho más personal e interesante; configurándose lo que se llama normalmente “cine de autor”, con evidentes pretensiones estéticas.

Esto es lo que ocurre con “Pequeña Gran Vida” (2017), cinta dirigida, escrita y producida por el cineasta estadounidense Alexander Payne, quien se ha destacado precisamente por una filmografía diferente y singular. Con 57 años, Payne había dirigido anteriormente siete largometrajes, resaltando “Las Confesiones del Sr. Schmidt” (2002), “Entre Copas” (2004), “Los Descendientes” (2011) y “Nebraska” (2013), que lo han posicionado como un director peculiar dentro de la industria de Hollywood.

En “Pequeña Gran Vida” vuelve a darle una vuelta de tuerca a la realidad. En una convención de los más importantes científicos, uno de ellos el noruego Jorgen Asbjornsen (Rolf Lassgard), anuncia que han descubierto la manera de reducir a los seres humanos, presentándose él mismo, su esposa y un grupo de “colonos” con una estatura de doce centímetros como promedio, con lo cual se supone que se dará un gran salto en la solución de temas como la sobrepoblación, la producción de basura y la generación de energía.

Después de algunos años, cuando ya la oferta de reducirse es masiva y comercial, el protagonista de la cinta, el terapeuta ocupacional Paul Safranek (Matt Damon) y su esposa Audrey (Kristen Wiig) deciden reducirse, cambiando radicalmente su vida, sobre todo porque su mujer se arrepiente a última hora, dejándolo solo en este nuevo orden.

No obstante su nueva realidad, Paul se dará cuenta al poco tiempo de que la condición humana sigue siendo la misma y que se mantienen problemas del mundo grande, como la segregación y la injusticia social. Estas verdades son reflejadas descarnadamente por sus nuevos amigos, los empresarios Dusan (Christoph Waltz) y Konrad (Udo Kier) y la vietnamita Ngoc Lan Tran (Hong Chau); que, curiosamente, lo harán crecer como persona y como ciudadano comprometido con el mundo. Resulta conmovedor el viaje que hacen a Noruega, cuando conocen a Asbjornsem y a su esposa, y al origen y sentido de este sensacional descubrimiento científico.

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