martes, 3 de octubre de 2017

“LA MEMORIA DE MI PADRE”

El cine chileno, ya no cabe duda, vive un renacimiento alentador; el cual se ratifica con las nuevas generaciones de cineastas, que dan a conocer sus primeros trabajos.

Dentro de este grupo se encuentra Rodrigo Bacigalupe y su ópera prima “La Memoria de mi Padre” (2017), que relata la difícil relación entre Jesús (Tomás Vidiella), un padre viudo, que se está poniendo senil; y que será cuidado por su hijo Alfonso (Jaime Mc Manus), a pesar de que, hasta ese momento no tenían una muy buena relación. Bacigalupe, en su primer largometraje, oficia no sólo de director, sino también de productor y de editor, lo que grafica el manejo que posee del lenguaje cinematográfico.

El principal desvarío de Jesús será creer que su esposa, Ester (María Izquierdo), sigue viva y que está internada, y sin un peso, en el hospital de El Quisco. Por su parte, Alfonso es un guionista de televisión, que no soporta a su jefe, Ricardo (Marcial Tagle); y que no se compromete con la joven que está saliendo, Antonia (Romina Mena), a pesar de que ella está enamorada de él.

El hecho de tener que vivir obligadamente juntos cambiará tanto a padre como a hijo, pero especialmente a este último; el cual atravesará por varias etapas, para llegar finalmente a la reconciliación con su progenitor, que implicará también asumir decisiones en todos los aspectos de su vida.

Con una cámara reposada, que va reparando en los detalles, y que va construyendo paulatinamente los personajes, principalmente los dos protagónicos, “La Memoria de mi Padre” es una cinta bien armada y bien escrita; y que se mueve en el plano de la emotividad, sin caer en el melodrama, sobre todo por esta cámara tranquila y también por la gran actuación de Vidiella y Mc Manus, quienes construyen a la perfección los rasgos fundamentales de cada rol.

Jesús es mañoso y mal genio; Alfonso es indiferente y desmotivado. El reencuentro entre ambos les permitirá reescribir su relación y superar los resquemores. De alguna manera el hecho de que Jesús esté perdiendo la memoria, permitirá que puedan corregir su pequeña historia, en un viaje interior hacia sus sentimientos y en viaje físico hacia la complicidad de Alfonso, aunque ya les quede poco tiempo juntos.

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