martes, 20 de junio de 2017

“COLOSSAL”

Hemos aceptado que la imaginación puede crear monstruos, pero esta cinta nos plantea que la rabia más profunda puede crear monstruos reales, como proyecciones de la mente y destruir vidas humanas y edificios.

Ese es uno de los elementos que hace original al filme “Colossal” (2016), dirigido, escrito y producido por el cineasta español Nacho Vigalondo; del cual no se conocían películas en la región de Valparaíso. Vigalondo, de 40 años, había dirigido anteriormente tres largometrajes: “Los Cronocrímenes” (2007), “Extraterrestre” (2011) y “Open Windows” (2014), no estrenados en la zona.

“Colossal” comienza como una película bastante normal, en la cual su protagonista, Gloria (Anne Hathaway) es una escritora no muy exitosa, que vive en New York, en el departamento de su novio, Tim (Dan Stevens); el cual se cansa de ella, y la desaloja; ya que pasa ebria y se le olvidan todos sus compromisos.

Al volver a su pueblo natal, porque no tiene más alternativas, Gloria se topa con Oscar (Jason Sudeikis), un antiguo compañero de colegio, el cual tiene con ella desde entonces un profundo sentimiento de atracción y de odio, que da origen a dos monstruos, proyecciones de ambos, que asolan todas las mañanas, a las ocho y cinco en punto, a la ciudad de Seúl, en Corea.

La cinta está planteada como un puzzle, ya que poco a poco se va reconstruyendo el episodio en la infancia de ambos, que generó la rabia soterrada que existe entre ellos y que lentamente irá saliendo a la superficie. Mientras tanto, Gloria entra a trabajar como garzona en el bar de Oscar y todas las noches se emborrachan, junto a Joel (Austin Stowell) verdadero títere de Oscar, y Garth (Tim Blake Nelson) cocainómano encubierto.

Como se puede ver, la galería completa de personajes resulta bastante extraña y casi no sorprende que compartan el secreto de los monstruos sin problemas, ya que ellos mismos son realmente turbios, salvándose Gloria, por su franqueza y espontaneidad.

“Colossal” es una película interesante por lo inusual y porque deja en claro que, bajo la apariencia de normalidad, se esconden muchas veces historias de desamor y odio, que se guardan como secretos durante años.

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