martes, 13 de diciembre de 2016

“LA LUZ ENTRE LOS OCEANOS”

A esta altura cuesta asimilar una cinta romántica de buenas a primeras, como debe ocurrir con un poema de amor. La razón: se han dirigido tan buenas películas de este género que como espectadores nos ponemos muy exigentes con los nuevos filmes, así como con los nuevos textos amorosos.

“La Luz entre los Océanos” (2016), dirigida y escrita por el cineasta estadounidense Derek Cianfrance, y basada en la novela de M.L. Stedman; salva el desafío con bastante aplomo. Esto seguramente porque empieza como una cinta romántica bastante tradicional, pero se va complejizando con el correr de los minutos y se incorporan otros elementos que la hacen más atractiva, como la culpa y la moral, como una manifestación que nos debe llevar a hacer lo correcto.

Cianfrance, 42 años, dirige con éste su tercer largometraje y de acuerdo a su escasa filmografía se puede sacar la conclusión de que temas de su predilección son los sentimientos y las emociones humanas. Así lo señalan sus anteriores cintas: “Blue Valentine” (2010) y “El Lugar donde todo es Ternura” (2012) y este nuevo estreno lo ratifica.

El protagonista es Tom (Michael Fassbender), que ha regresado a Estados Unidos, después de participar tres años en la Segunda Guerra Mundial, la que le ha dejado una marca emocional fuerte, que se traduce en una dificultad para comunicarse y entregarse; lo que sumado a una infancia difícil termina por construir una personalidad ensimismada, ideal para desempeñarse como farolero en una isla en la cual es el único habitante, en la que tiene la posibilidad de admirar una naturaleza espléndida y de mirarse a sí mismo.

En uno de sus escasos viajes al continente conoce a Isabel (Alicia Vikander), la que lo hará renacer como persona y como amante, en un amor intenso y sensual, que los llevará a trasladarse como matrimonio a la isla, en lo que parece un amor ideal, aunque evidentemente esta situación no podrá mantenerse en el tiempo, ya que Isabel sufrirá dos abortos espontáneos, momento en que la historia tomará un giro inesperado, que los pondrá a prueba, tanto en su relación de pareja como en sus decisiones desde el punto de vista moral. En esta segunda mitad de la cinta será fundamental la aparición de Hannah (Rachel Weisz), que los hará enfrentarse entre ellos y con la ley, en un desenlace de culpa y redención.

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