martes, 8 de noviembre de 2016

“LA CHICA DEL TREN”

El viaje en tren siempre se ha asociado con la posibilidad de mezclar varias realidades: primero la que ocurre a bordo de la máquina, luego los pensamientos o la lectura del pasajero y por último, lo que éste observa desde la ventana, más aún si el viaje se repite todos los días de ida y vuelta y la distancia es considerable.

Esta situación se encuentra muy bien retratada y desarrollada en “La Chica del Tren” (2016), cinta dirigida por el cineasta estadounidense Tate Taylor y que está basada en la novela del mismo nombre la escritora británica contemporánea Paula Hawkins.

Taylor, de 47 años, había dirigido anteriormente tres largometrajes: “Gente Bonita Fea” (2008), “Historias Cruzadas” (2011) y “James Brown: el Rey del Soul” (2014), que demuestran un buen manejo narrativo y en el desarrollo de situaciones y personajes complejos.

En “La Chica del Tren” el personaje principal es Rachel (Emily Blunt), que viaja todos los días por trabajo desde un pueblo a la ciudad de Nueva York en tren, bordeando un lago y pequeños caseríos, cuyos habitantes la apasionan. De a poco el espectador se va enterando, por la narración en off de Rachel, que sumergirse e imaginar esas vidas es una suerte de terapia post divorcio, ya que no lo ha superado para nada, sumiéndose en un peligroso alcoholismo y juegos de fantasía.

En estos viajes, se obsesionará con una pareja “perfecta”, conformada por Megan (Haley Bennett) y Scott (Luke Evans), que a la distancia se ven muy enamorados; así como sigue obsesionada con su ex, Tom (Justin Theroux), quien se ha vuelta a casar con Anna (Rebecca Ferguson) y tienen un bebé.

La memoria juega un papel clave en la cinta, ya que Rachel se bajará del tren y se involucrará en la vida de todos estos personajes, que viven en su antiguo barrio, apareciendo como sospechosa en la muerte de Megan, porque se encontraba en el sector de los hechos, pero absolutamente ebria; por lo cual su nueva manía será ayudar a resolver el crimen y de paso recordar para exonerarse moralmente. Como jueces de la realidad operarán la detective Riley (Allison Janney) y el psiquiatra Kamal Abdic (Edgar Ramírez), quedando claro al fin que las apariencias engañan y pueden ser manipuladas, dependiendo quien las relate.

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