martes, 23 de agosto de 2016

“MIEDO PROFUNDO”

La presencia de un tiburón blanco hambriento en la pantalla es tan poderosa, que es inevitable que se convierta en personaje protagónico en las cintas en que participa.

Así ocurre también con “Miedo Profundo” (2016), película dirigida y producida por el cineasta español Jaume Collet-Serra, que ha desarrollado toda su carrera en Estados Unidos.

Collet-Serra, de 42 años, había dirigido anteriormente cinco largometrajes: “Casa de Cera” (2005), “Gol 2: Viviendo el Sueño” (2007), “La Huérfana” (2009), “Non Stop: Sin Escalas” (2014) y “Una Noche para Sobrevivir” (2015), filmes en los que ha demostrado su talento para el terror, el suspenso y la acción.

En “Miedo Profundo” ratifica esas capacidades, logrando una cinta entretenida y bien construida, en la que maneja el suspenso y el temor generalizado a encontrarse con un tiburón en la playa, mientras uno se baña, una de las peores pesadillas posibles.

En esta cinta, Nancy (Blake Lively), joven y bella surfista estadounidense, se escapa a México, a una playa perdida y paradisíaca, porque quiere estar sola, a raíz de la reciente muerte de su querida madre, de cáncer. Todo es maravilloso en un comienzo: las olas, el clima, el paisaje; hasta que es atacada por un gran tiburón blanco, ya que se interna en su coto de caza buscando las mejores olas para surfear.

Hasta aquí todo es bastante predecible, pero la gracia de la cinta consiste en la lucha denodada que realiza Nancy para sobrevivir, acudiendo a todos sus conocimientos (es estudiante de medicina) y a la fortaleza que le producen los recuerdos de su hermana Chloe (Sedona Legge), de su padre (Brett Cullen) y por supuesto de su madre.

Se establece una relación de enemigos entre Nancy y el tiburón. Ella por sobrevivencia y el escualo, enloquecido por el olor a sangre que brota de las heridas de la valiente surfista. El ritmo de la cinta y el trabajo de cámara logran transmitir la angustia de la joven de tal forma, que los minutos finales de este épico enfrentamiento se pasan volando; logrando sin duda el efecto deseado: una tremenda tensión en el espectador.

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