martes, 14 de junio de 2016

“EL CONJURO 2”

Definitivamente dirigir una buena película de terror no es nada fácil y común. Esto queda demostrado por la gran cantidad de filmes de este género que se estrenan mensualmente y de los cuales muy pocos logran el doble objetivo: hacer buen cine y atemorizar a los espectadores con estos mismos recursos cinematográficos.

“El Conjuro 2” (2016), dirigida, escrita y producida por el cineasta malayo James Wan, es una de estas raras cintas, que se pueden recomendar sin restricciones; con la salvedad por supuesto de que está dirigida al público que gusta de las películas que lo mantiene en tensión todo el tiempo y esperando aquella imagen que lo haga saltar nuevamente de su asiento.

Wan, de 39 años y avecindado en Estados Unidos, ha demostrado con su cinematografía su buen manejo en este género, con cintas como “El Juego del Miedo” (2004), “Demonio” (2010), “El Conjuro” (2013) y “La Noche del Demonio 2” (2013), aunque su manejo del lenguaje cinematográfico sin duda le permitiría incursionar con éxito en otra tipo de cintas.

En “El Conjuro 2”, los protagonistas son nuevamente el matrimonio Warren, formado por Ed (Patrick Wilson) y Lorraine (Vera Farmiga), con facultades paranormales que les permiten detectar y enfrentar a fantasmas y demonios, donde todos los demás fracasan o renuncian. En esta oportunidad serán llamados a enfrentar un caso en Londres, el fantasma de Bill Wilkins (Bob Adrian), que afecta a la casa de la familia Hodgson, pero principalmente a la niña de once años Janet (Madison Wolfe), la cual contará con el apoyo irrestricto de su madre, Peggy (Frances O’Connor) y de sus tres hermanos.

El gran mérito de la cinta, aparte del guión basado en hechos reales, es la buena utilización de los movimientos de cámara y la utilización de planos cerrados y abiertos, dependiendo de la tensión dramática y de las necesidades de la acción; todo para lograr el mayor impacto de suspenso y horror en el espectador. Por otro lado, la estética del filme es eficaz y terrorífica, sobre todo la imágenes del fantasma Bill y de la monja demonio. Wan se da el lujo de realizar varios vueltas de tuerca en el argumento, que desorientan al espectador; y que lo llevan por las visiones premonitoras de los Warren, luego a una historia de fantasmas, para rematar en una posesión demoníaca, que culmina con un exorcismo desaforado e impactante.

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