martes, 8 de marzo de 2016

“HOMBRE IRRACIONAL”

Las cintas de la última etapa de Woody Allen tienen dos elementos en común: chispazos creativos que las hacen amables y llevaderas; y un cierto molde que se repite, que hace sentir al espectador desazón porque ya no veremos más al mejor Allen.

Esto ocurre nuevamente con su último estreno, “Hombre Irracional” (2015), escrita y dirigida por Allen; y que narra las desventuras de un profesor universitario de filosofía, Abe (Joaquín Phoenix), uno de los tópicos preferidos del cineasta, que siempre ha tenido preocupaciones existenciales.

Allen, de 80 años, tuvo una primera etapa de cine humorístico, entre los años 66 al 75, en la cual su mayor logro fue “La última Noche de Boris Grushenko”. Luego, su período más inspirado, entre el 77 y el 79, en que dirigió “Annie Hall”, “Interiores” y “Manhattan”. Después, vino un período de transición, entre el 80 y el 87, en que combinó el humor, con lo policial y un aire nostálgico, en que lo mejor fue “Zelig” y “Días de Radio”. Finalmente, su última etapa, que se inició el 88 y dura hasta la actualidad, donde lo mejor ha sido “Alice”, “La Maldición del Escorpión de Jade” y “El Sueño de Casandra”.

“Hombre Irracional” está en un nivel medio, es una cinta que entretiene a ratos, con elementos de intriga y de disquisición existencial; pero que por momentos decae y se hace un poco tediosa. Abe, sin duda es un personaje con rasgos autobiográficos. En un principio, es pesimista, alcohólico y autoflagelante; a pesar de la admiración que tienen por él tanto académicos como estudiantes de su nueva universidad. Uno de éstos, Jill (Emma Stone) se enamorará de él; pero, a pesar de su juventud y belleza, no logrará conseguir que Abe se entregue al amor. Por otro lado, con una colega bastante atractiva, Rita (Parker Posey), sólo tendrá sexo sin mayor compromiso.

Su existencia cambiará definitivamente cuando surja, en una conversación casual con Jill, la posibilidad intelectual de matar a un juez injusto; debate moral que llenará de nuevo impulso la gastada vida del profesor; con referencias a “Crimen y Castigo” de Dostoievski; pero que Allen resolverá de modo totalmente diferente al escritor ruso. El desenlace propuesto por el cineasta es más irónico y desenfadado, de humor negro; aunque el “castigo” igual está presente.

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