lunes, 7 de septiembre de 2015

“LA MEMORIA DEL AGUA”

El género del cine dramático requiere mucho oficio, ya que se debe evitar cargar las tintas y transformar la cinta en un dramón, abusando de las imágenes shock, de las sobreactuaciones o de los diálogos demasiado evidentes.

“La memoria del Agua” (2015), dirigida y escrita por el cineasta nacional Matías Bize, sin ser una obra maestra, logra a plenitud la sobriedad y la sutileza necesarias para afectar emotivamente al espectador, sin ocupar malas artes, simplemente utilizando los recursos cinematográficos.

Bize, de 36 años, había dirigido cinco largometrajes, evolucionando de un cine experimental a un cine más clásico y austero, en el cual se inscribe este estreno. “Sábado” (2002), “En la Cama” (2005) y la co-dirección “Juego de Verano” (2005) se inscriben en la primera línea; y “Lo Bueno de Llorar” (2006) y “La Vida de los Peces” (2010) tienen un registro más esencial, que dan cuenta de la temprana madurez de Bize.

“La Memoria del Agua” se caracteriza por su sutileza. Insinúa más que muestra, sugiere más que cuenta. Desde las primeras imágenes hace trabajar y participar al espectador. Una mujer, Amanda (Elena Anaya) se encuentra ordenando la cubierta de una piscina en el patio, claramente incómoda, con lo cual nos damos cuenta que algo ocurrió en ese lugar.

Esto se reafirma luego cuando la cámara muestra un muro blanco de la casa, con las típicas marcas de la altura de un niño que va creciendo y que llega sólo hasta los cuatro años, de lo cual deducimos que su vida se vio truncada bruscamente. Esta sutileza se mantiene hasta el final, ya que el espectador jamás ve cómo ocurrió la muerte del niño ni tampoco al pequeño, con lo cual se evita el melodrama, lo cual se valora y se agradece.

Por otro lado, las actuaciones son contenidas y los diálogos precisos. A la buena actuación de Anaya se debe agregar la de Benjamín Vicuña, el cual encarna a Javier, un reprimido padre, que se preocupa más de retener a Amanda, a como dé lugar, que de expresar sus sentimientos. En esta línea también están los personajes del padre de Javier (Sergio Hernández) y el ex de Amanda, con el cual tiene una recaída (Néstor Cantillana). Por último, Bize evita un final feliz, ya que una tragedia como ésta no puede sino cambiar la vida de los involucrados. El otro refleja la ausencia irreparable.

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