martes, 14 de abril de 2015

“EL CLUB DE LOS INCOMPRENDIDOS”

Es un error pensar que porque el tema de una cinta sea la adolescencia y sus problemas, el tratamiento deba ser infantil. Al contrario, si bien es el período más corto en la historia de las personas, no por eso es menos complejo que las demás etapas de la existencia humana.

Este es el principal error que comete el director del filme “El Club de los Incomprendidos” (2014), el español Carlos Sedes, basado en la novela del mismo nombre del escritor Blue Jeans. Esta equivocación se manifiesta principalmente en la falta de densidad y desarrollo de los personajes; y en los esterotipados que resultan este grupo de adolescentes, que cursan la enseñanza media en un liceo de Madrid.

La protagonista es una joven provinciana, Valeria (Charlotte Vega), que se traslada a vivir a la gran ciudad, obligada por su madre, Mara (Aitana Sánchez-Gijón), la que se ha separado y que pretende instalar un bar en la capital. Valeria es demasiado niña y evidente en sus sentimientos, a pesar de lo cual tiene una pelea el primer día de clases, que gatilla la obligación de asistir al orientador. Su madre es permisiva y no se preocupa para nada de sus llegadas tardes y de sus conflictos sentimentales. El padre, aparte de enviarle de regalo una motoneta a Valeria, nunca aparece en la película, lo que resulta exagerado.

El resto de los adolescentes que van al orientador conforman el Club de los Incomprendidos, como ellos mismos se autodefinen: Raúl (Alex Maruny), el enamorado de Valeria, es el más normal, con sus errores y dudas. Elisabeth (Michelle Calvó) es frívola y toda una mujer, pero se enamora de Raúl y la verdad no encaja en el grupo. Ester (Andrea Trepat) es demasiado ingenua. Bruno (Jorge Clemente), pasa lloriquiando durante toda la cinta y Meri (Ivana Baquero) es insoportablemente tímida.

La verdad todo el grupo, salvo Raúl y Elisabeth, tiene rasgos más infantiles que adolescentes, a lo que se suma la falta de desarrollo de los personajes. El espectador no conoce sus motivaciones. Las razones del fracaso de la cinta pueden ser dos: la base literaria de la misma, una novela de un escritor de blog y redes sociales; y el hecho de que Sedes, de 42 años, sólo había dirigido anteriormente para televisión. Esa mezcla de redes sociales y televisión, dos soportes superficiales por excelencia, en este caso produjo sólo más liviandad y no dio en el blanco.

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