martes, 24 de marzo de 2015

“VICIO PROPIO”

Los años sesenta en Los Angeles, Estados Unidos, fue una época marcada por la Guerra de Vietnam, pero también por el hippismo y la psicodelia y el consumo de marihuana y LSD.

“Vicio Propio” (2014), cinta dirigida, escrita y producida por el cineasta estadounidense Paul Thomas Anderson, y basada en la novela homónima del escritor norteamericano contemporáneo Thomas Pynchon, no sólo se ambienta en esa década, sino que el protagonista, el detective privado Larry “Doc” Sportello (Joaquín Phoenix), es un asiduo consumidor de cannabis y alcohol, una especie de Philip Marlowe pero hippie.

Anderson, con su estilo desenfrenado y sin tapujos, logra sacar el máximo de provecho a esta historia, plagada de humor negro, parodia, guiños literarios, cinematográficos y culturales; en la cual los personajes secundarios son tan importantes como los protagónicos.

Anderson, de 44 años, había dirigido anteriormente seis largometrajes, que lo colocan entre los cineastas más interesantes del país del norte: “Sydney” (1996), “Boogie Nights” (1997), “Magnolia” (1999), “Punch-Drunk Love” (2002), “Petróleo Sangriento” (2007) y “The Master” (2012).

En “Vicio Propio”, los personajes claves de segunda línea son su ex novia, Shasta Fay Hepworth (Katherine Waterston), de la cual sigue enamorado y que echa a andar toda la maraña narrativa, al contratarlo para buscar a su nuevo amante, el millonario del área inmobiliaria, Mickey Wolfmann (Eric Roberts); y el detective de la policía “Pie Grande” Bjornsen (Josh Brolin), un delirante oficial que al mismo tiempo persigue y respeta a Doc.

Entre los otros secundarios, los más notables y emblemáticos están su amigo y abogado Sauncho Smilax (Benicio del Toro), el agente infiltrado Coy Harlinson (Owen Wilson), la fiscal Penny Kimball (Reese Whiterspoon), todos ellos con alguna curiosidad psicológica que los hace inolvidables.

El personaje de Doc se gradúa de magistral antihéroe en la escena en que debe enfrentarse al sicario Adrian Prussia (Peter McRobbie) y su matón Puck Beaverton (Keith Jardine), de lo cual logra zafar como una especie de mago contorsionista, que le permitirá enfrentar el futuro con una renovada esperanza, ya que en general es bastante escéptico.

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