martes, 9 de septiembre de 2014

“UN PASADO IMBORRABLE”

Los efectos de una guerra en aquellos soldados que les ha tocado vivirla es un tema de gran importancia que no se ha tratado lo suficiente en el cine; y que no sólo sirve para mostrar los horrores de un conflicto bélico, sino también para conocer mejor la condición humana, en diversos aspectos como el efecto de matar, el valor o la cobardía, la reacción frente a la tortura, los códigos de honor, entre otros.

En esta interesante línea se inscribe “Un Pasado Imborrable” (2013), que fue dirigida por el cineasta australiano Jonathan Teplitzky; y que está basada en hechos reales, relatados en el libro “The Railway Man”, que escribió el ex teniente del Ejército inglés Eric Lomax, y que considera su experiencia como prisionero en un campo japonés, en 1942, en Singapur; desde donde fue trasladado a marcha forzada a Tailandia, para trabajar en la construcción de la línea ferroviaria a Birmania, época en que además fue torturado por construir un radio receptor y hacer un mapa del lugar.

La cinta comienza con Lomax (Colin Firth) ya mayor, a comienzos de la década del ’80, cuando conoce a Patti (Nicole Kidman), que se convertirá en su esposa y que deberá lidiar contra las terribles secuelas que Eric aún tiene de la Segunda Guerra Mundial, que se traducen en pesadillas y caídas del ánimo y aislamiento. Para esta ardua tarea buscará la ayuda de quien fuera su compañero de detención, su gran amigo Finlay (Stelan Skarsgard), quien será fundamental en la decisión que tomará Lomax frente a su problema.

Teplitzky utiliza el montaje paralelo para que el espectador pueda además ser testigo presencial de la experiencia del joven Lomax (Jeremy Irvine), principalmente respecto del oficial de inteligencia japonés responsable de que fuera torturado, Takeshi Nagase (Tanroh Ishida), que el director relata en forma contenida y que por lo mismo causa un efecto estremecedor.

Los acontecimientos más que la convicción llevarán a Eric a viajar a Singapur, en busca de Nagase (Hiroyuki Sanada), quien trabaja como guía en el antiguo campo de detenidos; oportunidad en que enfrentará no sólo al nipón, sino a todos sus fantasmas y recuerdos traumáticos, en un desenlace de fuerte impacto, en que la culpa, el dolor, el perdón y la redención son los verdaderos protagonistas.

Este infartante y verídico final supera la fantasía. Las inesperadas reacciones de Lomax y Nagase permiten creer aún en la condición humana.

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