martes, 31 de diciembre de 2013

“BLUE JASMINE”

En el cine, el teatro y la novela hay grandes obras que se sostienen porque son el desarrollo profundo de un personaje, que de tan emblemático y paradigmático se transforma en inolvidable, en un clásico y en ícono de una época y de una cultura.

“Blue Jasmine” (2013), escrita y dirigida por el cineasta estadounidense Woody Allen, reúne esas características; ya que Jasmine (una soberbia Cate Blanchett) es una arribista neoyorquina, una socialité como se les llama en las revistas del jet set; que hace lo imposible por gozar de la más alta posición social y que finalmente es arrastrada trágicamente en el remolino que ella misma construyó, a partir de sus reiterados errores, por la ambición y el orgullo desmesurados.

En la construcción de este arquetípico personaje se nota la mano del escritor Woody Allen, que a sus 78 años ha dado vida a cintas clásicas como “Annie Hall” (1977), “Interiores” (1978), “Manhattan” (1979), “Zelig” (1983), “Ana y sus Hermanas” (1986), “Días de Radio” (1987), “Alice” (1989) y “Match Point” (2005), entre otras. En la primera escena, Jasmine, a bordo de un avión que la lleva a San Francisco, a casa de su hermana que desprecia, Ginger (Sally Hawkins) se muestra a cabalidad: un egocentrismo impresionante y algunos claros síntomas de psicopatía, producto del fracaso de su matrimonio con el millonario y fraudulento Hal (Alec Baldwin), al cual ella misma condenó despechada.

Otros personajes secundarios importantes en esta historia de pequeños seres, que buscan un lugar en el, a estas alturas, alicaído sueño americano son el primer marido de Ginger, Augie (Andrew Dice Clay); y su posterior novio, Chili (Bobby Cannavale), ambos por supuesto despreciados por Jasmine; y la conquista de Jasmine en San Francisco, Dwight (Peter Sarsgaard), un diplomático con ambiciones políticas, que está dispuesto a casarse con ella, hasta que descubre varias de sus mentiras.

El otro gran mérito de la cinta de Allen es su estructura narrativa; ya que la historia salta del pasado glorioso de Jasmine, con grandes lujos pero también con infidelidades; a su presente viviendo en el pequeño departamento de Ginger, odiando a su cuñado, sus amigos y su modo de vida; y tratando de cazar un nuevo prospecto, que la lleve nuevamente a las alturas de la riqueza. Es acertada esta estructura porque, como un rompecabezas, da cuenta del desorden mental y de los saltos de conciencia de la perdida Jasmine, reflejo de nuestro tiempo.

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