martes, 26 de noviembre de 2013

“CUESTION DE TIEMPO”

La comedia cinematográfica inglesa tiene particularidades que la hacen única y mucho más interesante para el público que no busca risas fáciles, a base de groserías y gags gruesos y no muy inteligentes. Estas características son la valoración de los hechos cotidianos, la ironía, el humor negro y una emoción contenida, que se expresa a través de gestos mínimos e intensos.

“Cuestión de Tiempo” (2013), dirigida y escrita por el británico Richard Curtis, cumple a cabalidad con estas marcas de identidad y no por casualidad. Curtis, de 57 años, tenía antes sólo dos largometrajes: “Love Actually” (2003) y “Radio Encubierta” (2009); pero una larga carrera como guionista, donde se había destacado por interesantes cintas del mismo género, como “Mr. Bean”, “Cuatro Bodas y un Funeral”, “Notting Hill” y “Bridget Jones”, todas ellas claros ejemplos de este modo de ser inglés, tan peculiar y único y que Curtis ha sabido reflejar acertadamente en sus filmes.

En “Cuestión de Tiempo” se sirve de un guión bastante original y de un reparto excepcional. Lo medular de la trama consiste en la historia de Tim (Domhnall Gleeson), un joven veinteañero; que a los 21 años recibe la noticia de su padre (Bill Nighy), de que los hombres de la familia pueden viajar en el tiempo hacia atrás, para revivir y modificar los hechos de su historia, lo cual no sólo le permitirá mejorar algunos de los acontecimientos de su vida, sino valorarla de un modo poético y existencial, con una mirada sensible, que permitirá reconocer al espectador que Tim es principalmente un buen hombre.

En esta peculiar cinta, imaginativa e inteligente, lo fundamental es el humor y la puesta en valor de los hechos comunes y corrientes de la vida real; a pesar de que curiosamente la valoración proviene de una capacidad extraordinaria que posee Tim y su padre. Entre los personajes inolvidables por su humanidad se encuentran también la mujer de Tim, Mary (Rachel Mc Adams); su hermana Kit Kat (Lydia Wilson), su mamá (Lindsay Duncan), su tío (Richard Cordery) y su amigo, el dramaturgo Harry (Tom Hollander); los que configuran una familia unida y bella.

Inolvidables son los diálogos entre padre e hijo, sus paseos por la playa, sus juegos a los “patitos” y al ping pong; la conquista y el amor entre Tim y Mary, la crianza de sus hijos; así como la relación de Tim con sus amigos, dejando en claro que son los afectos lo que le dan sentido a la vida.

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