martes, 6 de agosto de 2013

“EL ULTIMO EXORCISMO 2”

A veces cuesta encontrar razones para justificar que se insista con películas sobre temas tan manidos, como la posesión demoníaca; sobre todo cuando en el género existe un clásico difícil de superar como es “El Exorcista” (1973), que dirigió en su momento William Friedkin.

Si nos atenemos a este nuevo intento, “El Ultimo Exorcismo 2” (2013), dirigida, escrita y editada por el cineasta canadiense Ed Gass-Donnelly; la verdad es que no se hallan muchas razones que sustenten esta aventura, más aún si es una secuela de menor calidad que la original, “El Ültimo Exorcismo” (2010), que fue dirigida por Daniel Stamm.

Gass-Donnelly, de 36 años, sólo había dirigido anteriormente dos largometrajes, que no habían sido estrenados en Chile y con escasa repercusión de crítica y de público.

Esta nueva versión tiene como elemento común a la protagonista, Nell (Ashley Bell, que también actuó en la primera); la cual es la única sobreviviente del gran incendio con que terminó la cinta original. Se supone que se ha liberado del demonio Abalám, y la han enviado a un centro juvenil de recuperación, a cargo de Frank (Muse Watson), que cree que su problema anterior fue de tipo psicológico.

En ese lugar, se hará de una amiga, Gwen (Julia Garner), la cual luego tendrá importante incidencia en su recaída. Luego de semanas de normalidad, incluso Nell consiguió trabajo como mucama en un hotel, donde conoce a Chris (Spencer Treat Clark), comienzan las manifestaciones demoníacas, con recursos bastantes poco originales, como grandes moscas, ruidos, sombras o manchas en las paredes, a pesar de la incredulidad de todos sus cercanos.

Su estado alterado se ve confirmado con apariciones de su padre muerto, Louis (Louis Herthum) y con la irrupción de Cecile (Tarra Riggs), una integrante de un grupo que se dedica a realizar exorcismos y que se supone que la sigue desde que salió del hospital. De aquí hacia adelante comienza la parte más interesante del filme, cuando esta secta, al mando de Calder (David Jensen) se hace cargo de Nell, para su liberación.

Lo más rescatable es que la presencia del mal durante el exorcismo final no es evidente ni obvia, no se ven demonios ni grandes manifestaciones visuales; pero su fuerza es notoria y eficaz. El desenlace no hace concesiones y no se justifica un final feliz.

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