martes, 25 de junio de 2013

“TESIS SOBRE UN HOMICIDIO”

Para trabajar y sostener el suspenso en una película del género thriller psicológico realmente hay que ser un maestro, como alguna vez lo fue Alfred Hitchcock, por ejemplo; el principal referente en estas materias.

El punto de partida para conseguir grandes logros en este elemento narrativo es sin duda el guión, el que no puede tener baches ni inconsistencias; luego, el ritmo de la narración y el uso del lenguaje audiovisual son los elementos que terminan por redondear una buena faena, especialmente los planos, los movimientos de cámara y el montaje, ya que no hay que olvidar que todo la historia se debe hacer en cine y no quedarse en el argumento, por muy bueno que sea.

“Tesis sobre un Homicidio” (2013), segundo largometraje del director argentino Hernán Goldfrid, cumple sólo a medias con estas premisas; por lo tanto tiene elementos de interés, pero el producto final no cuaja del todo. Goldfrid, de 34 años, sólo había dirigido sólo la cinta “Música en Espera” (2009); lo que explica tal vez su incapacidad para estar a la altura en un género que ha dado importantes clásicos cinematográficos.

La principal debilidad de la cinta es su guión, ya que son demasiadas las casualidades y por otro lado hay pistas que no se exploran, como el documento que le da el nombre a la cinta. “Tesis sobre un Homicidio” cuenta la historia de Roberto Bermúdez (Ricardo Darín), un abogado criminalista retirado, que se dedica a hacer clases y a escribir libros, al parecer por un caso anterior en que un grueso error lo marcó. Durante una clase que dicta se comete un homicidio en el patio de la escuela, que lo obsesiona hasta el punto de creer que el asesino es un alumno presente e hijo de un amigo, Gonzalo Ruiz (Alberto Ammann), el cual lo plantearía como un desafío a su inteligencia. Una trama que, siendo rigurosos, tampoco resulta demasiado original.

Dentro de los puntos altos del filme están las actuaciones, donde destaca además Calu Rivero, que encarna a Laura di Natale, la hermana de la víctima y que se transforma en el cebo para un posible segundo asesinato; el trabajo de cámara y el montaje, mediante el uso del primer plano para los detalles, planos inclinados para transmitir vértigo y descontrol; y una edición envolvente, que desarrolla un ritmo in crescendo, que en forma lógica debiera terminar con un final explosivo; pero que, sin embargo, se traduce en un desenlace abierto pero sugerido, que no logra convencer del todo al espectador que ha seguido la cinta con expectación.

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