martes, 14 de mayo de 2013

“GLORIA”

De forma innegable se puede afirmar que el cine chileno de calidad está teniendo un renacer y que los filmes estrenados permiten claramente que el espectador se mire en un espejo, se conozca mejor y se sienta orgulloso de la producción nacional.

El mayor de esta nueva promoción es Andrés Wood, pero luego vienen con edades similares Matías Bize, Pablo Larraín, Sebastián Silva y Sebastián Lelio, de quien se acaba de estrenar “Gloria” (2013), su cuarto largometraje. Una de las características de todos ellos es que además participan en las etapas del guión y del montaje, como corresponde a un autor.

Lelio, de 39 años, había estrenado anteriormente “Sagrada Familia” (2005), “Navidad” (2009) y “El Año del Tigre” (2011), una filmografía zigzagueante, pero que a las claras manifiesta un talento que se ve confirmado con “Gloria”, sin duda el punto más alto de su corta carrera.

“Gloria” es la historia de una mujer del mismo nombre (Paulina García), que se acerca a los sesenta años, pero que aún trabaja, separada, con dos hijos independientes, que ya no la buscan como ella quisiera. El personaje central está muy bien retratado por el director. En los primeros minutos, con algunas pincelazos visuales, el espectador sabe de la soledad Gloria, que gusta de ir a un salón de baile, que vive mucho arriba de su auto, que tiene problemas con el vecino del departamento del piso superior y con su gato; en fin que tiene una vida insatisfactoria.

En una de estas andanzas nocturnas conoce a Rodolfo (Sergio Hernández), ex marino y dueño de un parque de entretenciones, que se supone que está separado hace un año y que tiene dos hijas grandes que mantiene, del cual se enamora, viviendo buenos momentos e ilusionándose. En este camino, que es la parte central de la cinta, más allá de su desenlace, Gloria crece y se afirma su personalidad; y finalmente logra una libertad que no tenía, que visualmente se expresa muy bien en la escena final, cuando baila despreocupada al ritmo de la canción “Gloria” de Umberto Tosí.

Con un ritmo preciso, con una cámara escudriñadora y un montaje exacto, “Gloria” sin duda es un aporte al nuevo cine chileno de autor.

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