De vez en cuando hay cintas que
nos recuerdan que la creación artística
tiene como principal objetivo tocar, con sutileza e inteligencia, las fibras de
la emoción del espectador, mediante la exposición de situaciones y percepciones particulares de un ser
humano; pero con las cuales se pueden sentir interpretadas muchas personas.
“Seis Sesiones de Sexo” (2012), dirigida, producida y
escrita por el cineasta australiano Ben Lewin, es una de esas extrañas
películas. Esta basada en el articulo periodístico “Al Ver Sexo Sustituto” del
poeta y periodista estadounidense Mark O’Brien (1949-1999), que tras una
poliomelitis que contrajo a los 6 años, quedó paralizado de por vida y debía
respirar ayudado por una máquina.
La cinta relata el período de la vida de O’Brien (un
excelente John Hawkes), que se inicia a sus 38 años, cuando decide que quiere
perder la virginidad y transformarse en un ser adulto. En este “proyecto”
involucra directamente a su amigo, el sacerdote Brendan (William H. Macy), con
quien tiene conversaciones de antología. Con un fuerte sentido religioso de
culpabilidad, O’Brien, es apoyado fuertemente por Brendan, un cura bastante
desprejuiciado.
Para lograr su objetivo contrata a una terapeuta sexual,
Cheryl (Helen Hunt), de la cual se enamorará irremediablemente, con la que
tendrá las sorprendentes y estremecedoras sesiones que dan nombre al filme. Lo
curioso es que las mujeres con que trata, sus asistentes, tienden a quererlo
profundamente, por su sensibilidad y sentido del humor. De hecho, en el
hospital conoce a la voluntaria Susan
(Robin Weigert), que será su pareja hasta su muerte.
Lewin, de 66 años, y con cuatro largometrajes anteriores
de buena crítica, totalmente desconocidos en Chile, logra construir una cinta
única, tanto por su guión, como su perspectiva inesperada de las discapacidad,
en este caso física pero no mental de O’Brien, quien mantiene inalterable sus
ganas de vivir a plenitud, de amar y ser amado, de escribir y leer, de sentirse
persona.
Su capacidad de observación y de captar lo esencial en las
situaciones y en los sentimientos, que se manifestaron en sus poemas y
artículos; tienen un gran equivalente en la capacidad de registro, sensible y
fino, que exhibe Lewin en esta cinta inolvidable.
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