miércoles, 20 de febrero de 2013

“EL VUELO”


Hay personajes que se transforman en personas sólo cuando dejan de mentir y se enfrentan a la verdad de sus propias vidas, apareciendo aquella como un imperativo ético; que curiosamente transforma a estos individuos en seres extraordinarios, por el valor de someter toda su existencia a un sismo de gran magnitud.

De esto trata “El Vuelo” (2012), dirigida y producida por el cineasta estadounidense Robert Zemeckis, quien no es un virtuoso del lenguaje cinematográfico, pero sí un buen artesano que cuenta historias que creen en la superación humana y en la posibilidad de algunos sujetos de construir destinos extraordinarios.

Zemeckis, de 61 años, habia dirigido en esta línea notorias cintas, como “Regreso al Futuro” (1985) y sus dos secuelas; “¿Quién Engañó a Robert Rabbit?” (1988), “Forrest Gump” (1994), “Contacto” (1997), “Náufrago” (2000), “Expreso Polar” (2004), “Beowulf” (2007) y “Cuento de Navidad” ( 2009), que emocionan por momentos porque sus personajes son de carne y hueso, con problemas humanos y grandes conflictos que los enfrentan a sí mismos.

En el caso de “El Vuelo”, el protagonista, “Látigo” Whitaker (Denzel Washington), es un avezado piloto comercial, separado y con un hijo adolescente que no ve, y que tiene severos problemas de alcoholismo y drogadicción. En esta desdichada veta, cada vez que tiene un resbalón, es abastecido por su amigo, el dealer Harling Mays (John Goodman), personaje notable por su singularidad.

Un día cualquiera, después de una noche tempestuosa y una mañana de perdición, le toca pilotear un avión defectuoso, con más de cien pasajeros, al que salvará milagrosamente por su pericia única, muriendo cuatro pasajeros y dos azafatas, entre ellas su amante. Este hecho cambiará su vida para siempre, la que se conflictuará hasta una tensión insoportable. También conocerá en el hospital a la bella Nicole (Nelly Reilly), también drogadicta; se reencontrará con su viejo amigo Charlie Anderson (Bruce Greenwood) del sindicato y conocerá al abogado Hugo Lang (Don Cheadle), fieles representantes de cómo se puede manipular la verdad.

Lo más interesante del filme es el recorrido ético que debe realizar Whitaker para enderezarse y poder mirarse otra vez al espejo.

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