Muchos espectadores nos iniciamos
en el amor por el cine seducidos por las películas de aventuras; las cuales
poseen un gran despliegue visual y son apreciadas como corresponde en grandes
pantallas. Este cine requiere un manejo acabado del lenguaje cinematográfico y
de la dirección de actores, ya que este tipo de cintas suponen gran cantidad de
personajes, muchos de ellos complejos; y escenas de batallas, peleas,
persecuciones y huidas.
Demás está decir que este cine de
grandes producciones está en retirada, principalmente por los altos costos y
por la inexistencia de maestros que por un lado tengan una clara impronta
personal en sus trabajos, pero a su vez sean capaces de generar filmes de gran
atractivo de taquilla y restauren al cine esa cualidad de ser un arte de masas.
Peter Jackson, de 51 años, director, productor y guionista
(junto a Guillermo del Toro) de “El Hobbit: Un Viaje Inesperado” tiene esa
extraña capacidad, ya demostrada en su filmografía, de hacer grandes
superproducciones y cintas íntimas, sin perder su estilo visual. Entre las
segundas se encuentran “Criaturas Celestiales” (1994) y “Desde mi Cielo” (2009)
y entre las primeras toda la saga de “El Señor de los Anillos: La Comunidad del
Anillo” (2001), “Las Dos Torres” (2002) y “El Retorno del Rey” (2003) y “King
Kong” (2005).
“El Hobbit: Un Viaje Inesperado”
es la precuela de El Señor de los Anillos, también basada en la novela de
J.R.R. Tolkien, y ya están anunciadas dos cintas más con los mismos personajes:
“La Desolación de Smaug” y “Partida y Regreso”. En este cinta Bilbo ya viejo
(Ian Holm) escribe la historia de la gran aventura de su juventud (Martin
Freeman), a la cual es empujado por el mago Gandalf (Ian McKellan), para que
ayude a un grupo de trece enanos a recuperar lo que era su antiguo dominio:
Thorin, Balin, Dwalin, Bifur, Bofur, Bombur, Fili, Kili, Oin, Gloin, Nori, Dori
y Ori, un grupo notable de temerarios y glotones bajitos, que se roba la
película, por su simpatía y compromiso.
Sólo le compiten el mago Radagast
(Silvestre McCoy) y Gollum (Andy Serkis), personajes dignos de mención aparte.
“El Hobbit” es un filme poderoso,
que construye un mundo en la pantalla, al cual nos transporta el director con
sus tomas aéreas y un ritmo endemoniado, que hace que el tiempo pase volando.
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