Hay directores que demuestran una
clara predilección por el montaje y un ritmo desenfrenado; que resulta adecuado
cuando la realidad a retratar está relacionada con la violencia y la acción.
Es el caso de Oliver Stone que en
su última película, “Salvajes” (2012), cuyo guión también escribió, basado en
la novela de Don Winslow; ratifica estas marcas de estilo, apropiadas para una
cinta relacionada con el tráfico de drogas y las organizaciones o carteles que
se dedican a esta actividad.
Esta misma característica se
aprecian en las cintas más conocidas de Stone, que a sus 66 años sigue siendo
un director provocativo y arriesgado: “Pelotón (1986), “Wall Street” (1987),
“Nacido el 4 de Julio” (1989), “The Doors” (1990), “JFK” (1991), “Asesinos por Naturaleza”
(1994), “Nixon” (1995), “World Trade Center” (2006) y “W” (2008).
En “Salvajes” la historia se
centra en una pareja de amigos de la adolescencia, Chon (Taylor Kitsch) y Ben
(Aaron Taylor-Johnson) que han levantado un imperio en California, a través de
la producción y tráfico de un tipo de marihuana de gran nivel de pureza. Ben es
el experto en el cultivo del alucinógeno y Chon, como ex marine, es el
encargado de la seguridad de la empresa. Y no es lo único que comparten, ya que
ambos tienen la misma pareja, la bella O (Blake Lively), que los ama a ambos y
se deja querer.
Todo es ideal hasta que surge el
interés del cartel de Baja, de México, de asociarse con ellos; ya que nadie
produce marihuana de ese nivel y visualizan las enormes posibilidades del
negocio. A cargo del grupo mafioso está la “madrina” Elena (Salma Hayek) y su
lugarteniente es el pérfido Lado (un notable Benicio del Toro), que cuentan con
la complicidad del agente del FBI, Dennis (John Travolta), que juega a dos
bandas.
El problema es que Chon y Ben no
aceptan la sociedad. A partir de aquí se desarrolla lo medular de la cinta,
cuando el cartel secuestra a O; y la pareja de amigos se decide a rescatarla,
desatándose una verdadera guerra, excusa para que Stone desate también toda su
artillería visual y de efectos de montaje, que transforman al filme en un
colorido y alucinado viaje, al ritmo de las balas y la violencia.
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