martes, 30 de octubre de 2012

“FRANKENWEENIE”


Se agradece cuando algunos directores vuelven a sus comienzos y recuperan aquellas marcas de estilo que los hicieron únicos y los convirtieron en autores.

Es el caso del estadounidense Tim Burton, que en el último tiempo se había dejado llevar por el colorido y el artificio, más que por la sencillez y claridad de historias y personajes, que finalmente es lo que hace que las cintas resulten inolvidables e imprescindibles.

Con “Frankenweenie” (2012), basada en un corto que el propio Burton dirigió e ideó en 1984, el cineasta volvió a la animación, su origen como realizador, nada menos que en los Estudios Disney y que le ha dado grandes satisfacciones con cintas como “El Cadáver de la Novia” (2005). Con posterioridad, Burton siempre se alimentó de la imaginería de la historieta y la animación, con filmes como “Bettlejuice” (1988), “Batman” (1989), “El Joven Manos de Tijeras” (1990), “El Retorno de Batman” (1992), “Ed Wood” (1994), “Marcianos al Ataque” (1996), “El Jinete Sin Cabeza” (1999), “El Gran Pez” (2003), “Charlie y la Fábrica de Chocolates” (2005) y “Alicia en el País de las Maravillas” (2010), que sin duda configuraron una obra sólida, con características góticas y expresionistas, que dan cuenta de una visión más bien oscura del mundo.

En “Frankenweenie”, a través de la historia de un niño, Víctor Frankenstein y de su perro, Sparky, Burton vuelve a aquellas historias plenas de humanidad, con personajes que emocionan y que recogen el espíritu de las viejas leyendas, que se encuentran en el imaginario colectivo.

En blanco y negro, Burton sorprende con dibujos de gran originalidad, que resultan de interés tanto para adultos como para niños, configurando un clásico alrededor de su propia obra y estilo; ya que recuerda la estética de películas como Bettlejuice, El Joven Manos de Tijeras, Ed Wood o El Jinete sin Cabeza; con planos de luces y de sombra y fuertes rasgos expresionistas.

“Frankenweenie”, sin aspavientos ni artilugios, emociona al espectador, con una historia bien construida, una imaginación que recoge todos aquellos elementos que impresionan en la infancia y que marcan para siempre la sensibilidad de algunos individuos especiales.

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