Sin duda que la ciudad de Roma es
inspiradora para cualquier verdadero artista; pero el hacer una gran película
sobre la Ciudad Eterna y su gente corresponde a un gran cineasta como es Woody
Allen; que, aunque a veces disparejo, es innegable que ha conseguido realizar
algunos filmes inolvidables como “Manhattan”, “Annie Hall”, “Zelig”, “Días de
Radio”, “Match Point” y “El Sueño de Casandra”, entre otros.
Y para homenajear a Roma, el
estadounidense Allen, a sus 76 años, elige el género y la modalidad que mejor
maneja: la comedia y con una galería de personajes de diversos tipo, que
desarrolla en registro coral, con logrados momentos de humor, humanidad y
estilo.
El mismo encarna a uno de los
personajes protagónicos, Jerry, un director musical jubilado, preocupado de la
muerte, que viaja Roma, junto a su esposa, la psiquiatra Phyllis (Judy Davis),
para conocer al prometido de su hija Hayley (Alison Pill), el abogado
Michelangelo (Flavio Parenti), a quien ella conoció turisteando por Roma. Lo
curioso es que Jerry insistirá en el talento para el canto del padre de éste,
Giancarlo (Fabio Armiliato), a quien escuchará cantando en la ducha, hasta
llevarlo al escenario, también como un modo de sacudirse la muerte.
Luego está John (Alec Baldwin),
célebre arquitecto que se encuentra de vacaciones en Roma y que vivió en su
juventud en la ciudad. Recorriendo los viejos lugares se encuentra con un
estudiante de arquitectura que lo reconoce, Jack (Jesse Eisenberg), y cuya
pareja, Gabriele (Gabriele Rainone), le presenta a una llamativa amiga, Mónica
(Ellen Page), que distorsionará su relación. Aquí John cumple un extraño papel,
de asesor a medias invisible, como una suerte de coro griego.
Otro personaje singular es
Leopoldo (Roberto Benigni), un ser común y corriente que, sin mediar
provocación, es entrevistado por la televisión, transformándose en un personaje
famoso, hasta que de pronto se olvidan de él, en una clara paradoja, que
refleja los absurdos de la efímera fama sin sentido. El último grupo lo
conforman una joven pareja de provincianos: Antonio (Alessandro Tiberi) y Milly
(Alessandra Mastronardi), que sufren los efectos del deslumbramiento de la gran
ciudad que es Roma y que Allen muestra tan bien.
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