Ahora que las películas y series
de vampiros están de moda, lo único que faltaba es que saliera una cinta en que
el ex Presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, resultara haber sido
cazador de vampiros, con una capacidad física digna de un súper héroe.
La inverosímil situación está
planteada en el filme “Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros” (2012), dirigido
por el cineasta rusoTimur Bekmambetov y basado en la novela homónima de Seth
Grahame-Smith, joven escritor de 36 años, autor de best seller, base ideal para
una cinta comercial.
Bekmambetov, de 51 años, ha realizado una carrera paralela
en Hollywood y en Rusia. Para Estados Unidos ha dirigido “La Arena” (2001), “Se
Busca” (2008) y la que estamos comentando. En Rusia, “Guardianes de la Noche”
(2004), “Nochnoy Bazar” (2005), “Guardianes del Día” (2006), “Ironiya Sudby.
Prodolzhenie” (2007), “Yolki” (2010) y “Yolki 2” (2011), filmografía totalmente
desconocida en Chile, pero que esperamos tenga mayor autenticidad y honestidad
que “Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros”, que no pasa de ser una cinta de
entretención, casi como de video juegos, en que se toma un personaje histórico
y se transforma en súper héroe.
Lincoln (Benjamin Walker) es
testigo de la muerte de su madre a los nueve años, a manos de un vampiro, Jack
Barts (Marton Csokas); por lo cual juramentará vengarse. A los veinte años,
cuando ya es estudiante de Derecho y trabaja como dependiente en la tienda de
Joshua Speed (Jimmi Simpson), conocerá a otro vampiro que caza a sus iguales,
Henry Sturges (Dominic Cooper), quien le enseñará todos los trucos del oficio,
transformándose en un insuperable manejador de un hacha de plata.
Como se ve, un argumento bastante
tirado de las mechas; más aún si sumamos a Adam (Rufus Sewell), jefe de los
vampiros del sur de Estados de Unidos, que apoya a las tropas sureñas en la
Guerra Civil, que debe enfrentar Lincoln cuando ya es presidente y está casado
con Mary Todd (Mary Elizabeth Winstead) y tiene como hombres de confianza al
amigo de su infancia, Will Jonson (Anthony Mackie) y al propio Speed, en un
trío insuperable, más digno de “Los Vengadores” que de una historia ambientada
en el siglo XIX, protagonizada por el presidente que abolió la esclavitud en el
país del norte.
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