martes, 20 de diciembre de 2011

“LOS TRES MOSQUETEROS”

Menos mal que vi esta nueva versión cinematográfica de la clásica novela homónima de Alexandre Dumas padre en función de matinée, el horario tradicional de las cintas de entretención, ya que resulta demasiado liviana; aunque siendo un poco más exigente, por momentos ni siquiera lograr mantener la atención del espectador.

“Los Tres Mosqueteros” (2011), dirigida y producida por el británico Paul W.S. Anderson, es absolutamente prescindible, sobre todo por la falta de profundidad de los personajes, tanto los cuatro mosqueteros como el Cardenal Richelieu, el Rey Luis XIII o la reina Ana.

En el caso de los mosqueteros, el director optó por actores semidesconocidos, lo cual evidentemente atentó contra las construcción de los personajes. Athos (Matthew MacFadyen), Aramis (Luke Evans), Porthos (Ray Stevenson) y un adolescente D’Artagnan (Logan Lerman) carecen de calado psicológico y no presentan las diferencias de personalidad que tienen en la novela o en anteriores versiones cinematográficas.

Aunque parece que el problema es definitivamente de dirección, ya que otros personajes son interpretados por actores más probados y el resultado es el mismo. Es el caso del Cardenal Richelieu (Christoph Waltz), del Duque de Buckingham (Orlando Bloom) y Milady de Winter (Milla Jovovich), que simplemente están ahí, participando en las escenas de acción e intriga, pero sin que sepamos por qué.

Las pequeñas dosis de humor del filme lo hacen más llevadero y están a cargo del mayordomo los mosqueteros, Planchet (James Corden) y de la simpática relación entre el rey (Freddie Fox) y la reina (Juno Temple); pero que no asumen el origen literario del guión, especialmente en el género de las aventuras de capa y espada.

La principal explicación es la trayectoria de Anderson, reconocido como director de cintas provenientes de video juegos o afines, como “Mortal Kombat” (1995), “Horizonte Final” (1997), “Soldado” (1998), “Resident Evil” (2002), “Alliens vs Depredador” (2004), “Carrera Mortal” (2008) y “Resident Evil: Ultratumba” (2010), en que la prioridad es la acción y los efectos especiales por sí mismos, menospreciando las motivaciones de personajes y situaciones, con un claro objetivo comercial.

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