miércoles, 29 de junio de 2011

“CULPABLE O INOCENTE”

El tipo de vida y de relaciones que lleva un abogado criminalista, cuando son llevados al cine, son dignos de un ritmo y de un montaje singular, que den cuenta del vértigo en que deben involucrarse, dados los personajes con que interactúan: delincuentes, fiscales, informantes y jueces.

Estos abogados deben garantizar el juicio justo para su clientes, más allá de que éstos sean culpables o inocentes; aunque la convicción de los defensores es fundamental al momento de agotar todas las indagaciones para probar la no culpabilidad de los imputados.

“Culpable o Inocente” (2011), dirigida por el cineasta estadounidense Brad Furman, cumple a cabalidad con estos atributos; lo que la hace una película fuera de lo común en el panorama del cine comercial del país del norte y digna de verse, sobre todo que este un tema generalmente tan maltratado o tratado superficialmente en la televisión.

De hecho Furman es una de las nuevas promesas del cine estadounidense; el cual sólo había dirigido un largometraje, “The Take” (2008); y anteriormente se había destacado por sus cortometrajes y por sus trabajos con videos musicales y spots publicitarios.

“Culpable o Inocente” (cuyo verdadero título es “El Abogado del Lincoln”) es una adaptación de la novela homónima de Michael Connelly y cuenta la historia del abogado criminalista Mick Haller (Matthew McConaughey), cuya oficina es su imponente vehículo negro de la citada marca; el cual le da desde las primeras imágenes del filme el carácter de “empresario de la Ley”, que prioriza los réditos económicos por sobre las preocupaciones de justicia.

La aparición de un caso aparentemente sencillo, pero que se va complejizando con el correr de las acciones; en el cual debe defender al joven adinerado Louis Roulet (Ryan Phillippe), de una supuesta trampa, tendida por una prostituta, lo van enfrentando a conceptos y valores como justicia e inocencia.

La relación con su ex mujer, Maggie (Marisa Tomei); el asesinato de su investigador y amigo Frank (William H. Macy), los sentimientos de culpa por un cliente mal defendido, Jesús Martínez (Michael Peña) son los catalizadores para que Mick se enfrente de una vez por todas con su conciencia y decida hacer algo por su propia salvación, enfrentándose al tema ético, que le da un buen poco de densidad a esta cinta de acción policial y de vertiginoso ritmo.

Una de las cosas que llama la atención del filme es el realismo y crudeza con que enfrenta los temas involucrados. La hipocresía y el cálculo son las variables habituales con las cuales se toman las decisiones cotidianas en una realidad que no llega a estar podrida de corrupción; pero en la cual la falta de fe y confianza son la moneda de cambio para todas las transacciones y acuerdos, en un mundo cínico y sin remedio.

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