miércoles, 18 de mayo de 2011

“PRIEST: EL VENGADOR”

El cine comercial estadounidense en la actualidad se alimenta de diversas vertientes, sobre todo pensando en el público juvenil, que lentamente ha vuelto a las salas.

Para esto los estudios han recurrido a la adaptación de las novelas literarias de moda, pero principalmente a los cómic y a las novelas gráficas. En lo temático, se percibe una clara preferencia y tendencia progresiva hacia tópicos apocalípticos, mágicos y míticos, entre ellos los ligados a seres fantásticos como hombres lobos, vampiros y alienígenas.

“Priest: el Vengador” (2011), dirigida por Scott Stewart, combina varias de estas situaciones, ya que es una adaptación de la novela gráfica del mismo nombre, del historietista Hyung Min-Woo; que lanzó con gran éxito el personaje del sacerdote-guerrero, que lucha en contra de los vampiros, en 1999; y que incluso se transformó luego en un video juego.

Si a esto sumamos que Stewart, que antes había dirigido solamente el largometraje “Legión” (2010), historia apocalíptica sobre el ángel Miguel, es un experto en efectos visuales, tenemos como resultado una cinta con una evidente estética de historieta, con personajes estereotipos, con fuertes escenas de acción y violencia, con colores grisáceos y en tono pastel.

“Priest: el Vengador” se puede definir como un thriller de ciencia ficción post Apocalipsis; dejando en claro, a pesar de que los personajes son interpretados por actores de carne y hueso, que su imaginería es claramente de novela gráfica, la cual adapta con fidelidad y acierto.

La historia hace alusión a un conflicto milenario entre la especie humana y los vampiros. Después de años de victorias de los murciélagos, se forma un ejército de curas guerreros, que logran vencerlos y recluirlos en reservaciones prisiones. En las ciudades, se impone el poder autoritario y mecánico de los monseñores, el principal Orelas (Christopher Plummer).

Debido a la muerte de su hermana, Shannon (Maddwen Amick) y el secuestro de su sobrina Lucy (Lily Collins), a manos de los vampiros, el principal sacerdote guerrero (Paul Bettany) retoma la lucha, desobedeciendo a Orelas, que quería mantener a la población en la ignorancia y el acatamiento. En su lucha será acompañado por el sheriff Hicks (Cam Gigandet) y por la sacerdotisa (Maggie Q.), para enfrentarse al nuevo ejército de vampiros, comandado por su antiguo camarada, el primer hombre vampiro, Sombrero Negro (Karl Urban), cuyo enfrentamiento final es el mejor momento del filme.

Es innegable la capacidad de Stewart para construir el mundo inhumano y oscuro de la ciudad, que recuerda la estética de George Orwell; y sobre todo el espacio atemporal y en ruinas fuera de la civilización: las reservaciones y el desierto, como lugares donde se llevará a cabo la gran batalla, que salvará, momentáneamente, a los débiles humanos comunes y corrientes, de la venganza de los vampiros.

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