martes, 2 de noviembre de 2010

“VINCERE”

El cine italiano llegó a sus más altas cumbres en el siglo XX con el Neorrealismo, con autores como Roberto Rosselini y Vittorio de Sica. Luego vinieron otros autores que renovaron esta cinematografía, con aportes del existencialismo y del surrealismo, como Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti y Federico Fellini; y con aportes personalísimos.

La verdad es que fue tal la pléyade de autores que se pensó que difícilmente vendrían otros de ese nivel; pero la historia se ha encargado de desmentirlo especialmente con dos nombres: Ettore Scola y Marco Bellocchio, del cual se exhibe “Vincere” (2009), una de sus últimas producciones.

Bellocchio, de 71 años, estudió cine en Inglaterra y dirigió su primer largometraje en 1965, “Los Puños en los Bolsillos”, que de inmediato lo definió como un director comprometido con la realidad, pero con un lenguaje cinematográfico estilizado y pulcro, que señala a las claras su sensibilidad y talento.

“Vincere” relata la historia de Ida Dalser (Giovanna Mezzogiorno), amante de Benito Mussolini (Filippo Timi, quien también encarna a su hijo Benito Albino) en sus comienzos políticos, cuando incluso el futuro dictador fascista militaba en el Partido Socialista italiano. La Segunda Guerra Mundial definió su nueva opción política, ya que los socialistas querían las paz, pero Mussolini postuló la guerra como el único modo de que Italia se hiciera fuerte en Europa y el mundo, iniciando su rápido ascenso al poder.

Ida se enamoró locamente de Mussolini y de su fuerte personalidad, más allá de sus cambios ideológicos y nuca dejó de amarlo, a pesar del temprano rechazo que experimentó ella y su hijo con el dictador, el que optó por quedarse con su esposa Rachele Guido (Michela Cescon); los que sufrieron detenciones, reclusiones psiquiátricas que marcaron a fuego sus trágicas vidas.

La perspectiva de la cinta es la de Ida y su relación con Mussolini y con su hijo, aunque éstos no están tan desarrollados como personajes, lo que conspira contra la comprensión de sus motivaciones. La cinta es la historia de una obsesión amorosa, la de Ida; una obsesión por el poder y la gloria, de Musssolini; y el resultado trágico de ambas, la historia de Benito Albino, quien no pudo nunca superar la negación que sufrió de su padre.

Bellocchio logra transmitir con maestría este cruce de sentimientos enfermizos y absolutos, que no dejan espacios a las medias tintas y que exigen compromisos claros, que Mussolini padre nunca estuvo dispuesto a asumir, ya que su único objetivo era llegar al poder y hacer realidad su sueño de una Italia poderosa, como la antigua Roma.

Atractivo resulta además conocer una perspectiva distinta de la Historia relativamente reciente de Italia, que fue clave en el desarrollo de Europa y del mundo, a través de las historias mínimas y personales de algunos de sus protagonistas, aunque no siempre queden bien parados.

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