jueves, 3 de junio de 2010

“EL PRINCIPE DE PERSIA”

Hay directores realmente disparejos o eclécticos que, por un lado, muestran un talento no común y una mirada personal en algunas cintas; y por otro, se dejan tentar por las sirenas del cine comercial, desapareciendo en otros filmes como autores originales.

Es el caso de Mike Newell, director británico de 68 años, que comenzó su carrera por largos años en la televisión, industria en la que quizás adquirió esa capacidad de desdoblarse como un camaleón que necesita sobrevivir ante la adversidad y poner, en algunos casos, entre paréntesis, su creatividad para firmar películas de bajo valor estético.

No deja de sorprender como un director de cintas como “Bailando con un Extraño” (1985), “Cuatro Bodas y un Funeral” (1994) y “Donnie Brasco” (1996), de alto valor en la propuesta cinematográfica, pueda entregarnos una cinta como “El Príncipe de Persia” (2010), que no pasa de ser un filme de aventuras, de matinée, con el claro y único objetivo de entretener a pre-adolescentes.

Para reforzar la tesis, se puede señalar que Newell también ha dirigido cintas que si bien son comerciales, ha buscado el modo de darles una impronta personal, con una cuidada técnica cinematográfica, como son “La Sonrisa de Mona Lisa” (2003), “Harry Potter y el Cáliz de Fuego” (2004) y “El Amor en los Tiempos del Cólera” (2007), aunque el hecho de que sean las inmediatamente anteriores a “El Príncipe de Persia” puede sugerir una declarada decadencia, que esperamos no sea definitiva.

“El Príncipe de Persia” está basada en el video juego homónimo elaborado por Jordan Mechner, quien también participó en el guión de la cinta. Este origen influye evidentemente en el producto final. Los personajes son esquemáticos y poco desarrollados; y la estructura narrativa responde básicamente a resaltar las peripecias y capacidades guerreras del príncipe Dastan (Jake Gyllenhaal) y su coqueteo con la princesa de Alamut, Tamina (Gemma Aterton), reino al cual primero invade y luego pasa a ayudar para defender una extraña y poderosa daga, proveniente de los dioses.

Por supuesto, el hermano del rey de los persas, Nizam (Ben Kingsley), desea el trono de su monarca legítimo, Sharaman (Ronald Pickup); para lo cual trama toda una conspiración, muy a lo “Rey León”, en la que involucra a sus sobrinos Tus (Richard Coyle) y Garsiv (Tobby Kebbell).

Por otro lado, Dastan tendrá la ayuda de un malandrín de buen corazón, el sheik Amar (Alfred Molina), junto al cual luchará para rescatar la daga mágica y derrotar a un grupo de asesinos profesionales, suerte de ninjas del desierto. Como se ve, nada muy original.

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