viernes, 14 de mayo de 2010

“EL LIBRO DE LOS SECRETOS”

El cine fantástico es un género en boga por estos días, tan plagado de profecías que señalan el fin de los tiempos, en una tendencia apocalíptica que se engarza plenamente con la devastación ambiental a la que está siendo sometido el planeta.

Es evidente que existe detrás la intención de llegar a ese público masivo que se impresiona por estas amenazas; lo cual no impide que en algunos casos los productos cinematográficos salven con dignidad la temática y la prueba, para entregarnos cintas con un interesante uso del lenguaje cinematográfico, principalmente basado en el simbolismo visual.

“El Libro de los Secretos” (2010), dirigida por los hermanos gemelos Albert y Allen Hughes, se anota en este tipo de cintas, en las cuales se mezcla el futurismo, la fantasía y la entrega de valores, que debieran considerarse esenciales a la condición humana, aparentemente en peligro fatal.

La cinta en sus primera escenas nos muestra el mundo, en este caso Estados Unidos, devastado por un holocausto nuclear, que sin embargo no ha eliminado todo rastro de vida, ya que vemos al caminante Eli (Denzel Washington), armado hasta los dientes, en busca de alguna presa para alimentarse. En tonos grises, con una lluvia permanente de ceniza, con lentas panorámicas, vemos como un flaco gato es cazado por Eli, para servirle de comida, en su peregrinar hacia el oeste.

El color irá apareciendo de a poco, junto con la música, en la medida en que se acerca a un pequeño poblado con sobrevivientes. Antes, sabremos que el protagonista lee un libro, que cuida con fruición, el que defenderá con una violencia inusitada, que marcará el tono de toda la cinta. El villorrio es liderado por Carneggie (Gary Oldman), que busca este mismo libro, que a esta altura suponemos es la Biblia, para dominar a “los desorientados” sobrevivientes.

A esta altura, los símbolos irrumpen con fuerza: el valor del agua como fuente de vida; la memoria como guardiana de la esencia, ejemplificada en los libros; la belleza encarnada en la música (Eli es admirador de las canciones de Johnny Cash); la amistad, simbolizada en su nueva relación con la joven y valiente Solara (Mila Kunis), hija de la pareja ciega de Carneggie, Claudia (Jennifer Beals); la fe, expresada en las oraciones y en la capacidad de ver y anticiparse al peligro; y la tecnología, manifestada en el personaje del ingeniero (Tom Waits).

Notable es la secuencia del ataque a la casa donde se refugian en su huída Eli y Solara, que es habitada por los ancianos Martha (Frances de la Tour) y George (Michael Gambon), tanto por el manejo del montaje de la balacera como en su carga simbólica visual, en el enfrentamiento entre Carneggie y Eli.

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