jueves, 1 de abril de 2010

“LA CAJA”

Una de las cualidades del cine fantástico es la variada posibilidad de interpretaciones que tienen las cintas de este género, que nos hablan metafóricamente de la especie humana, de sus defectos y virtudes, de los caminos que puede transitar en el futuro si se acentúan ciertas características del comportamiento social e individual.

Este axioma es refrendado por el filme fantástico “La Caja” (2009), que fue escrito y dirigido por el cineasta estadounidense Richard Kelly, como adaptación del cuento “Botón, Botón” de Richard Matheson; y que sorprende principalmente por su guión, pero también por algunas de sus imágenes, que recuerdan la pintura de René Magritte, con sus cielos azules y tonos grises.

Un matrimonio de clase media, con problemas económicos, conformado por Arthur Lewis (James Marsden) y Norma (Cameron Díaz); es visitado por un extraño hombre, que se identifica como Arlington Steward (un excelente Frank Langella), el cual les ofrece una caja, en cuya interior se encuentra un botón rojo, que si lo apretan provocará la muerte de una persona desconocida, a cambio de lo cual recibirán un millón de dólares en billetes de cien dólares. Tienen un día para decidirse y quedarse con el maletín, cuyos diez mil billetes verdes provocan la duda de la perdición en el joven matrimonio.

Kelly, de 35 años, había dirigido con anterioridad dos largometrajes: “Donnie Darko” (2001), considerada una cinta de ciencia ficción de culto; y “Cuentos del Sur” (2006), también de ciencia ficción y que ha tenido críticas positivas y negativas; que lo colocan, junto con “La Caja”, como un director temático, lo cual no es nada despreciable dentro de la comercial e impersonal industria hollywoodense.

No por casualidad la acción está ambientada en Virginia, estado que aloja en Langley a la CIA y a una división de la NASA, a la que pertenece Steward, como director de Comunicaciones. Luego de ser impactado por un relámpago no sólo sufre graves quemaduras, que le deforman el rostro, sino que recibe un extraño poder, que provoca atracción y sumisión, tanto en su jefe como en Norma, quien además simpatiza con él, ya que ella tiene una cojera productote que le faltan cuatro dedos de un pie.


Estos elementos misteriosos y surreales recuerdan también el cine de David Lynch, en cintas como “Carretera Perdida” y “Terciopelo Azul”; ya que como aquel, Kelly instala el tema del poder como uno de los acicates de los seres humanos.

La cinta deja patente que, a pesar de que habitualmente no tenemos conciencia de esto, los actos de las personas tienen consecuencias sobre los demás y sobre nuestros propios destinos. Dentro de este marco general de culposas y egoístas acciones, el conflictuado matrimonio Lewis nos muestra que a grandes errores es posible también generar grandes sacrificios.

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