Una secuela cinematográfica no es lo mismo que una saga. Mientras esta última se planifica desde el comienzo del proyecto como una entrega en varias partes, la secuela se produce por el éxito comercial o estético que haya tenido la cinta original, que siempre fue pensada en una sola entrega.
Este hecho no es menor, porque mientras la saga (Harry Potter, El Señor de los Anillos, Las Crónicas de Narnia) es una unidad, tanto narrativa como estética; la saga es una decisión de ampliación sobre la marcha, que nunca estuvo planificada, por lo que los resultados, generalmente, son disparejos y sus motivaciones principalmente comerciales, salvo en el caso de El Padrino, aunque algunos señalan que la tercera parte no está a la altura de las dos primeras.
“Rec 2” (2009) da la sensación de ser una secuela, porque insiste en las fortalezas de la primera versión, pero muestra algunas debilidades de la segundas partes. Además, por el éxito comercial y de crítica que tuvo la versión original, realizada y escrita en 2007 por los mismos cineastas de la actual, los españoles Jaume Balagueró y Paco Plaza; época en que ningún momento se habló de una trilogía, ya que ya está anunciada una tercera parte para el 2011.
Balagueró, de 41 años, y Plaza, de 36 años, ya habían realizado un documental juntos en 2002, titulado “OT: La Película”, basado en un reality de la televisión española. Balagueró, por su parte, había dirigido con éxito tres largometrajes: “Los Sin Nombre “ (1999), “Darkness” (2002) y “Frágiles” (2005); y Plaza, dos largometrajes: “Segundo Nombre” (2002) y “Romasanta” (2004), que los habían ubicado como nuevas promesas del cine peninsular, con un cine directo e innovador.
Estas características se validaron con “Rec” y se ratificaron con “Rec 2”, aunque se manifiestan en ésta los problemas de la secuela un tanto forzada. Además, la secuela, al no pertenecer fuertemente a una unidad argumental preestablecida, debe justificarse sola, tanto como historia como cine.
En “Rec 2”, sin mucha explicación, un comando de Fuerzas Especiales de la Policía Catalana, acude a toda velocidad y armada hasta los dientes a un edificio, que se encuentra cercado y aislado. Ahí dentro. sin más, este comando, que está formado por cuatro policías y un médico, sufre la pérdida del policía Manu (Ferrán Terraza) por un ser que parece un zombie. Al poco andar nos enteramos que el médico en realidad es un sacerdote experto en exorcismos, Owen (Jonathan Mellor) y que son atacados por poseídos demoníacos, a los que ha contagiado la niña Medeiros (Javier Butet), de la cual deben obtener sangre para fabricar un antídoto.
Todo esto parece un tanto rebuscado, sobre todo por el comportamiento neurótico de los policías Larra (Ariel Casas), Martos (Alejandro Casaseca) y de su jefe (Oscar Zafra). A esto hay que sumar, la repentina aparición de los gritones adolescentes Uri (Alex Batllori), Tito (Pau Poch) y Mire (Andrea Ros); de un bombero (Juli Fábregas) y de la periodista de la primera entrega, Angela Vidal (Manuela Velasco), cuya única justificación, al parecer, es aportar más imágenes de cámaras en mano de este desastre, entre sanitario y religioso.
Los logros de esta versión ya estaban en la primera: un mundo cerrado y agobiante, la acertada utilización de la iluminación y de la cámara realista; y un ritmo que no descansa, efectivo en el logro de hacer sentir al espectador incómodo y sobresaltado.
jueves, 25 de marzo de 2010
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