Es interesante percibir como algunos pocos talentosos cineastas, luego de ser tentados y reclutados por la industria de Hollywood, y desarrollar proyectos exitosos y comerciales, son capaces de volver a sus raíces autorales y retomar, ahora sin limitaciones económicas, una senda más personal, con filmes en que forma y contenido forman un todo, es decir pueden hacer efectivamente cine.
El caso del director neozelandés Peter Jackson, de 48 años, se podría inscribir en este axioma, ya que luego de dirigir en su país cinco largometrajes: “Bad Taste” (1987), “Tu Madre se ha comido mi Perro” (1992), “Criaturas Celestiales” (1994), “”Forgotten Silver” (1995) y “The Frighteners” (1996), le llegó el ofrecimiento de dirigir la trilogía de “El Señor de los Anillos”, que lo hizo mundialmente famoso.
Con “La Comunidad del Anillo” (2001), “La Dos Torres” (2002) y “El Retorno del Rey” (2003), Jackson no sólo demostró su manejo técnico y su pericia para el cine de aventuras, sino que se convirtió en uno de los millonarios del séptimo arte. Con posterioridad, realizó “King Kong” (2005), remake del clásico que, según el mismo Jackson ha confesado, lo motivó a dirigir películas; en un claro homenaje a sus comienzos, de los cuales, al parecer, no pensaba olvidarse.
Esto lo demostró su última cinta, “Desde mi Cielo” (2009), adaptación de la novela homónima de la escritora contemporánea estadounidense Alice Sebold; donde claramente recupera parte importante de su mirada original, especialmente aquella de la cinta “Criaturas Celestiales”, que resaltó el talento actoral de Kate Winslet y le permitió ganar en el Festival de Venecia; pero esta vez con todos los recursos financieros a su disposición, para implementar los efectos especiales necesarios para concretar el producto de su imaginación.
De hecho, sorprende gratamente cómo tan apropiados y excelentes efectos puede estar al servicio de la historia y de construir en imágenes un misterio, como es un estado de limbo en el que permanece la protagonista de la cinta, la adolescente Susie Salmon (Saoirse Ronan), luego de ser secuestrada, violada y descuartizada por un asesino serial de mujeres, George Harvey (un notable Stanley Tucci); ya que no logra superar su muerte y desconectarse de sus padres, Jack y Abigail (Mark Wahlberg y Rachel Weisz), del peligro que corre su hermana menor Lindsey (Rose McIver) y del que hubiera sido su novio, Ray Singh (Reece Ritchie).
Con una narración fechada en 1973 y en primera persona por parte de Susie, Jackson no sólo construye la historia de la tragedia de esta familia, a la que se suma la abuela Lynn (Susan Sarandon), sino que involucra al espectador desde temprano en un ambiente mágico y surreal, cargado de premoniciones y espíritus.
El montaje también es fundamental, ya que Jackson, con pequeños flashback, hace sentir al espectador que lo que está viendo y presenciando está más allá del tiempo común y corriente; lo cual no aminora en nada la tremenda emoción que transmite la cinta, al hacer patente el paso de la vida a la muerte, y el suspenso ante un destino que se intuye fuertemente, pero que rogamos secretamente no sea irrevocable.
Alvaro Inostroza Bidart
jueves, 25 de febrero de 2010
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